En unos tiempos donde parece que sólo se puede triunfar a base de ruido llega el debut de una cantautora que apuesta por las sutilezas. Once composiciones cerca del americana en la onda de Quique González o los Morgan más reposados, una buena producción del infalible Ricky Falkner y acertados arreglos de guitarra en general y pedal steel en particular.
Lo mejor de Angie es su voz, con un toque rasposo delicioso y una manera de arrastrar las palabras que resuena y te mete de lleno en sus personales letras. Su forma de escribir genera imágenes empáticas y demuestra gran capacidad en el arte de transmitir historias conectando emocionalmente con el receptor.
Nos quedamos con temas como ‘Vecna’, que relata historias que le puede pasar a cualquier madrileño, el dúo con su productor en ‘El cable equivocado’ con sus registros tan diferentes o la melancólica ‘Extraño a un extraño’. El disco lleva editado desde enero y creemos que -aunque venga de Toledo y no de Nashville- debería concitar más atención entre los aficionados a Tulsa, Boza o Patricia Lázaro.