Azkena Rock Festival 19-21/7/2025- Parte 3

Sábado
Llegó el último día del Azkena y la tradición marca una buena comida con sobremesa tras ver en la plaza de la Virgen Blanca a los hermanos Kitty, Daisy & Lewis. Una vez llegamos al recinto nos relajamos ante la presencia de Richard Hawley, que giró por salas con apenas un guitarrista apoýándole pero en festivales se presenta con la banda al completo, que es cuando sus canciones rozan el cielo. Los arabescos al inicio de ‘She Brings the Sunlight’, la preciosidad de ‘Prism in Jeans’, una maravillosa ‘Coles Corner’ entre la bruma vitoriana o el rock and roll clásico de ‘I’m Looking for Someone to Find Me’. El de Sheffield es un cantante con presencia y elegancia máxima, que interpreta su papel de crooner maldito y genial -intensito incluso- entre sonoridades cinematográficas. Una pena que se colara algo del sonido de Chesterfield Kings que estaban actuando unos cientos de metros más allá.

The Lemon Twigs nos volvieron a dejar con la boca abierta. Es increíble como tantos años después del apogeo del pop clásico surge este dúo que no imitan a sus mayores, no los idolatran. Los desafían, amplían sus postulados y consiguen temas que miran cara a cara a muchos clásicos eternos. Se manejan perfectamente en todos los subgéneros de los 60, Brian Wilson seguro que está orgulloso de ‘My Golden Years’, ‘Church Bells’ es otra exquisitez que ejecutan con entusiasmo y tiene unas armonías prodigiosas, en ‘I Wanna Prove to you’ también tocan el doowop y en otra ocasión hasta el bubblegum con su correspondiente solo de teclado. Hasta las letras son deliciosamente añejas.

También versionaron a una banda danesa y ‘Have You Seen Her Face’ de The Byrds. En directo toda la banda permuta instrumentos como si nada y con aires despreocupados tocan y cantan con la precisión rítmica y melódica de un cirujano. Todo ello sin parafernalias, como los Beatles en sus inicios arrasando estadios. Los hermanos Brian y Michael D’Addario son las mentes más preclaras del pop clásico. Y su carrera acaba de comenzar.

Pasamos de las melodías encantadoras a los ritmos poderosos de Dead Kennedys. «Estoy muy viejo para el punk rock» declara el cantante entre pildorazos históricos como ‘Too Drunk To Fuck’, ‘Moon Over Marin’ o la rabiosamente actual ‘California Uber Alles’. El guitarrista East Bay Ray se muestra justo de fuerzas e impreciso, le salva que tienen en su repertorio la canción más pogueable de la historia ‘Holiday in Cambodia’.

The Flaming Lips estan girando interpretando íntegramente su Yoshimi Battles the Pink Robots, disco que en directo gana mucho. Wayne Coyne es un frontman carismático y nos recomienda, en esta «amazing summer night» decir te quiero a cualquier desconocido que tengamos al lado. De eso va ‘Do You Realize??’, apunta. Cada canción tiene un cambio de escenario teatral o incluso circense, con labios gigantescos, globos oculares danzantes, arco iris de punta a punta y hasta unas letras inflables personalizadas: «Fuck Yeah Azkena Rockfest». Súmenle un gran sonido, láseres en los momentos apropiados y un final apoteósico con ‘Pompeii am Götterdämmerung’ o un ‘The Yeah Yeah Yeah Song’ a base de confeti y serpentinas.

Cambiamos de tercio con Margo Price que sorprendió con un inicio muy funky, dejando clara su intención con ‘I Just Don’t Give A Damn’, tema de su nuevo disco Hard Headed Woman que editará próximamente. El segundo tema ya fue el country que esperábamos y, tras múltiples problemas de sonido, retomaron con confianza el resto del concierto. ‘Change of Heart’ tiene toques tropicales y en ‘Too Stoned To Cry’ creó junto a uno de sus guitarristas «el mejor cantante de Nashville» armonía de colores insuperables.

Margo no es la típica countrywoman, tiene un rollo Stevie Nicks y una personalidad que la diferencian de muchas otras artistas del estilo. «Tenemos problemas en Estados Unidos con alguien que quiere ser rey. Yo digo fuck kings». Su voz fue mejorando durante el concierto y remató con ‘Don’t Let the Bastards let you down’ de Kris Kristofferson y una excelente Mercedes Benz popularizada por Janis Joplin.

Estábamos preparados para recibir a Manic Street Preachers cuando el cielo rugió y cayó todo el agua que habíamos esquivado los días anteriores. Eso ayudó a que The Neanderthals disfrutaran de algo más que un lleno en la carpa Trashville. Afortunadamente el temporal amainó y volvimos al escenario God a disfrutar del repertorio incontestable de los galeses. La siempre magnífica ‘Motorcycle Emptiness’, la efectiva ‘Decline & Fall’, recién editada en su disco Critical Thinking, una ‘Design for Life’ con mensajes de justicia social y contra el terrorismo, y una sección acústica con guiño al tiempo atmosférico con ‘Raindrops keep falling on my Head’ o una ‘Everlasting’ que comienza James Dean Bradfield en solitario para terminar en conjunto. Sonido prístino para una de las bandas de rock alternativo y britpop más importante de los últimos tiempos.

Había que cerrar el festival en alto, y ahí estaban The Hellacopters celebrando su 30 aniversario con LG Valeta de los grandiosos catalanes 77 sustituyendo más que dignamente a Dregen. El setlist es como meter los dedos en el enchufe, ‘Carry me Home’, ‘Toys and Flavors’ o ‘The Devil Stole the Beat from the Lord’ fueron un fogonazo de energía para brindar por un año más de buen rock.

Una lástima que la lluvia desluciera el último día, precisamente el único en el que el pronóstico no daba nada de agua. QUé le vamos a hacer, desfile de chupas mojadas y soluciones improvisadas. También esto es Azkena, al que en esta edición se le sumó un olor a caca de vaca que les acercaba al mejor Glastonbury. Con la proliferación de festivales cada año los escenarios llegan más tarde para el montaje, pero estén seguros de que seguirán montándose cada año en el recinto de Mendizabala para seguir acogiendo a los aficionados a la música más exigentes del mundo.

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