Breis — Asuntos Pendientes (La Produktiva, 2012)

A escasos centímetros. Y si te separas, un metro a lo sumo. Escuchar a Breis requiere de distancias cortas, ínfimas. Sus historias no vienen a salvar el mundo pero sí nuestro corazón; están ahí para ser usadas, para hallar concomitancias y sentir al final de las mismas que, de una manera u otra, te puedes identificar con el poso que dejan en el fondo de la taza de café. Que hay un calor que descarta lo social y capta la faz sentimental, obviando sensiblerías o discursos estereotipados.

«Sé que te extrañará mi forma de actuar, pero te gustará el olor a café y a pan caliente», canta Manolo Breis cargado de la sinceridad que da lo cotidiano, añadiéndole el peso que ofrece el convivir con uno mismo y relacionarse desde ahí con los demás, ya sean seres queridos o meros desconocidos. «Dices que todo va bien pero tu voz suena sin convicción» reclama en ‘La Vida‘, con el piano de Joan Claver de fondo, este compositor que en 2010 editaba su más que celebrado Siempre Es Mañana, disco igual de honesto que este Asuntos Pendientes.

Puede sonarte en ocasiones a Americana con costuras folk, a veces a un pop de salones intimistas o a un calmo funk que atempera las venas y hace palpitar la autoestima (‘Nuestra Canción‘ o ‘Volvamos A Empezar‘). Espléndido ejemplo de cantautor sobre estancias poco transitadas en la música actual, visiones de lo que se palpa, se ama y hasta se añora. Nuevamente un Breis sin cortapisas.

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