El Groezrock es ese festival al que peregrinan los punk rockers y hardcoretas de toda Europa una vez al año. Perdido entre los pastos belgas, a las afueras de un pequeño pueblo llamado Meerhout, a principios del mes de mayo miles de mochileros venidos de todas partes del mundo convergen allí para entregarse a la música que aman. Esta fue nuestra tercera vez, pero en esta ocasión hemos querido escribir una crónica para relatar cómo fue la 24ª edición del mejor festival de punk rock del planeta.

A diferencia de la mayoría de festivales, en el Groezrock no hay tiempo para el precalentamiento. Desde que abren las puertas comienzan a tocar grupos que no te puedes perder. Eso hace que cada año tenga un cartel increíble, pero también lo convierte en un maratón realmente agotador. Catorce horas de música en directo cada día en las que para poder ir al baño, a comer o a la barra, no te queda más remedio que sacrificar canciones que desearías estar bailando.

Viernes 1 de mayo

El primer día la fiesta sin tregua comenzó al mediodía con Joyce Manor. “Beach Community” fue la canción elegida para inaugurar el escenario principal, que sorprendentemente a esas horas ya presentaba una muy buena entrada. Los americanos facturaron diez temas del tirón e incluso les dio tiempo a versionar “You Gave your Love to me Softly” de Weezer. Tras ellos, Beach Slang dieron el pistoletazo de salida del escenario Revenge con un recital delicioso lleno de melodías melancólicas. De ahí, corriendo de nuevo al Monster Energy para presenciar uno de los platos fuertes del día para los amantes del punk rock melódico: el último concierto de la historia de The Swellers. Comenzaron con “Runnaway” y en media hora larga despacharon los mejores temas de su carrera para finalizar con “The Best I Ever Had”, que todo el público coreó emocionado sabiendo que no era otra cosa que su epitafio. Las lagrimillas no tardaron en llenarse de polvo con la que se montó con Gnarwolves, de nuevo en el escenario Revenge. De hecho, tanto este como el colindante Back To Basics están diseñados para incentivar la locura del público gracias a su bajo escenario y la ausencia de foso, algo impensable en un festival español. Fue divertido, pero nosotros ya teníamos la cabeza puesta en Masked Intruder. Su pegadizo chicle punk y su look a lo Pussy Riot hicieron que la hora de comer se convirtiera en uno de los momentos más cachondos de la jornada. Mucha coña, disfraces, animación e interacción con el público. Musicalmente no son gran cosa, pero todo el aliño logra que sea un grupo que te apetece mucho ver sobre las tablas.

Decidimos reposar para echar algo al estómago mientras disfrutábamos del directo de The Hotelier. Básicamente se dedicaron a presentar su último disco ‘Home, Like Noplace is There’. Emo contemporáneo facturado con mucho acierto. De hecho, fue uno de los mejores discos del género el año pasado para casi todas las publicaciones y su sobrio directo está a la altura de las circunstancias. Todo lo contrario que les sucede a los Dwarves. Emblemáticos como pocos y tan llenos de mala baba como siempre. Repasaron sus grandes hits, como “I will Deny”, “Everybody’s Girl” o “Free Cocaine”, mientras Nick Oliveri (más conocido por Kyuss y QOTSA) paseaba su nardo y su bajo, completamente en bolas, por el escenario. Les sucedieron Against Me! y como viene siendo habitual, dieron un concierto soberbio. A Laura Jane Grace se la ve radiante y se la nota que nunca ha disfrutado tocando canciones como las de su último y honesto trabajo, ‘Transgender Dysphoria Blues’, sobre el que basaron casi todo su set. Imposible quedarse hasta el final dado que era el turno de Cold World. Los hardcoretas dieron uno de los conciertos más salvajes del día, más por un público desatado y completamente ansioso de frenetismo, que por su puesta en escena. Muy brutales, aunque aún no habíamos visto nada. Tras ellos, la que para nosotros fue la gran sorpresa del Groezrock 2015: The Smith Street Band. Lo cierto es que nunca nos habían llamado demasiado la atención, pero su recital y la forma en la que lo desplegaron nos enamoró. Tanto que al acabar corrimos al mercadillo de merchandising (es tan grande que parece la denominación idónea) para hacernos con una camiseta y un disco de los australianos.

Transit era uno de los grupos moñas que más ganas teníamos de ver. Canciones como “The Only One” o “Nothing Left to Lose” son realmente adictivas, pero por alguna razón las despojaron de toda emoción al tocarlas en vivo. El cantante tiene unos ademanes exagerados y si te tapas los oídos cualquiera diría que canta hardcore rap. Desgraciadamente, no nos convencieron. Por otro lado, Atreyu es uno de esos grupos que nos enloquecían hace diez años, pero que olvidamos hace mucho tiempo, aunque no completamente porque sentimos la curiosidad de ver cómo se las gastan en la actualidad. Un veredicto: impresionante. Suenan tan bien todos y cada uno de ellos (los gorgoritos del batera son asombrosos) que cuesta creerlo. El final compuesto por “Bleeding Mascara”, la simpática versión de Bon Jovi “You Give Love a Bad Name” y “Lip Gloss and Black” fue sencillamente memorable. La mejor actuación de metalcore de todo el festival.

Otros que sin conocerles prácticamente de nada, a pesar de que en Alemania son toda una institución, nos dejaron muy buen sabor de boca fueron Broilers. Desde luego saben cómo hacer que la gente se divierta. Y de ahí al que fue, según nuestra humilde opinión, el concierto de hardcore más inolvidable del Groezrock 2015: Ceremony. Su gran baza fue el contraste de sus temas nuevos y el ramalazo Smiths que rezuman, con la histeria de las canciones que vomitaron la pasada década y que les han llevado a ser todo un grupo de culto. Los cuerpos volaban mientras el cantante vivía su particular brote psicótico en el centro del escenario. La tensión inundaba el aire y era como estar en medio de la angustia de una batalla. Brutal. Claro que si hablamos de locura, aún quedaba la mayor demostración de demencia hardcore de todo el fin de semana. Trash Talk, quién sino. La enajenación de su líder, Lee Spielman, cada día va en aumento. El concierto se fue volviendo cada vez más loco hasta que, animados por Spielman, la mitad de la carpa acabamos encima del escenario mientras éste caminaba por encima de nosotros. Desgraciadamente, el concierto acabó antes de tiempo y ni siquiera somos capaces de evaluarlo musicalmente.

A partir de entonces entramos en la recta final de la que el punk rock fue dueño y señor. En primer lugar, por los siempre efectivos Lagwagon, enfrascados en su larga gira europea que también pasó por España recientemente. Selección de clásicos de la talla de “Violins”, “Coffee and Cigarettes” o una tralla final compuesta por “Mr. Coffee”, “May 16” y “Razor Burn”. Nunca logran emocionar ni volarte la cabeza (tampoco es ese su objetivo) pero siempre son muy efectivos y es imposible no divertirse con ellos. Los que sí se marcaron un concierto memorable fueron Pennywise. Desde la introducción de “As Long as We Can”, toda una reivindicación de la nostalgia y locura adolescente de los noventa. Himno patinetero tras himno (“Society”, “Fuck Authority” o “Pennywise”) y grandes detalles, como las versiones “Devonshire and Crown” del fallecido Tony Sly, junto a un Joey Cape completamente beodo que no dio pie con bola, “Do What You Want” de Bad Religion o la tremenda “Stand by Me” de un recién fallecido Ben E. King. El desparrame terminó, como no podía ser de otra forma, con “Bro Hymn” y su sing-a-long inmortal. Alucinante. Tanto que en ese momento ni nos imaginábamos que lo mejor estaba por llegar, y eso que éramos conscientes de que en el backstage estaba ultimando preparativos el cabeza de cartel. Era el turno de Social Distortion.

Con motivo del 25 aniversario de su disco homónimo, los de Orange County decidieron tocárselo de forma íntegra. En un primer momento no nos volvía locos la idea, dado que tienen tantos discos soberbios que es lógico preferir una selección de grandes éxitos. Sin embargo, Mike Ness y los suyos en seguida nos hicieron cambiar de opinión. Nunca habíamos escuchado canciones como “Story Of My Life”, “Sick Boys”, “Ball and Chain” o “Drug Train” de forma tan cristalina. La nitidez era tal que podíamos sentir incluso sus susurros en un estado de levitación permanente. Y en el segundo bloque del set list, una impresionante selección compuesta por “Cold Feelings”, “Machine Gun Blues”, “I Won’t Run No more” y “Gimme the Sweet and Lowdown”, para finalizar con dos bises: “Ring of Fire” (popularizada por Johnny Cash) y uno de sus temas más redondos: “Don’t Drag Me Down”. Qué se puede decir de semejante derroche de talento. Fue perfecto. A muchos no se lo pareció porque a esas horas querían caña, y Social D. nos dieron puro y sentido rock and roll. La piel de gallina nos duró hasta la mañana siguiente (el frío se encargó de preservarla) y el sobrecogimiento nos dura hasta hoy. Lo que está claro es que sólo por este concierto ya hubiera merecido la pena ir hasta Meerhout.

Sábado 2 de mayo

El segundo día no podía ser menos y empezó a lo grande, con unos Real McKenzies en su máximo esplendor. Sin duda alguna el grupo de celtic punk al que más cariño tenemos. Su actitud y desparpajo son envidiables. No solo nunca cesan de girar, sino que siguen haciendo grandes discos como el que están presentando en este tour: ‘Rats in the Burlap’. Off With Their Heads fueron los siguientes en subirse al tablao del escenario principal (aunque por poco no lo hacen dado que cancelaron la gira por motivos familiares poco después) y sonaron vibrantes, callejeros y muy intensos. Escuchar en directo las canciones de ‘Home’, uno de los mejores discos de punk rock de la década, es algo tremendo. Aunque para tremendo el concierto de Direct Hit!.
Impresionantes. Nombramos a ‘Brainless God’ el mejor disco del 2013 y en directo lo defienden con una fuerza espectacular. El público tenía muchas ganas de enloquecer y los americanos le dieron todo lo que necesitaba para que no pararan de sucederse los pogos y stage dives bajo la carpa. De largo, uno de los mejores directos de punk rock de todo el festival.

Mientras tanto, el único grupo español confirmado en esta edición del Groezrock, los valencianos Kill The President, dieron lo mejor de si mismos en el escenario Macbeth, que también compartieron con otros grupos destacados como Forus o You Blew It!, aunque tocar a la misma hora que Direct Hit!, No Turning Back y Teenage Bottlerocket es enfrentarse a una ardua competencia. Este último es sin duda uno de los grupos más interesantes del punk pop actual, a pesar de que su último trabajo no esté a la altura de sus predecesores. Comenzaron a lo grande, con “Skate or Die”, todo un himno contemporáneo imposible de sacar de la cabeza, y acabaron con “Freak Out!”, “Bullshit”, un amago de “Blitzkrieg Bop” de los Ramones y “Headbanger”. Es imposible concebir un grupo más sobrio y divertido al mismo tiempo que este.

Tras los moñas de The Early November, llegó el turno de Frenzal Rhomb, uno de los grupos más locos, peculiares y difíciles de ver por aquí del cartel. Ya desde la introducción de “Easy Lover” de Phil Collins supimos que iba a ser un concierto bastante histriónico. Risa y demencia por igual en un setlist con perlas de su discazo de hace cuatro años ‘Smoko at the Pet Food Factory’, como “Mummy doesn’t know you’re a nazi”, “When my baby smiles at me I go to rehab” o “5000 Cigarettes”, además de otras como “Johnny Ramone was in a fucken good band but he was a cunt (Gabba Gabba You Suck)” completaron un setlist de veinte temas y otros desvaríos que finalizó con “Punch in the face”. Es un grupo de tugurio infecto, sangre, humo de porro y sudor y desde luego el escenario principal se les quedó grande, pero aún así fue uno de los conciertos más destacados de toda la jornada. El que le sucedió fue más contenido pero también más elegante: The Loved Ones con un renovado Dave Hause y temas como “Suture Self”, “The Bridge”, “Louisiana” o “Jane”.

A partir de este momento fue un no parar de conciertos por los que daríamos un riñón en nuestra ciudad. Banner Pilot, qué grandes que sois. Un setlist bastante escueto pero tremendamente efectivo hizo que quisiéramos sacarles a hombros de la carpa. Cómo suenan “Spanish Red”, “Division St” o “Skeleton Key”. Enormes. Y qué podemos decir de Good Riddance. De cabeza al top 3 del festival. El set list de grandes éxitos fue tan soberbio y sonaron tan arrolladores que tuvimos que dejarnos un trozo de alma en el pit. Ya nos convencieron en el Resurrection de Viveiro, pero el sonido que sacaron en este escenario fue de otra liga. Nada que ver, vaya. Un huracán de hardcore melódico con el que lograron la apoteosis. Sorprendentemente los que no lo consiguieron fueron Satanic Surfers en su esperadísimo regreso tras una década de separación. No me malinterpretéis, fue un gran concierto y es imposible no rendirse ante himnos del skatepunk como “…And the cheese fell down”, “Hero of our time” o “Armless Skater”, pero por alguna razón no lograron transmitir y llegarnos la emotividad que obligatoriamente debía ir ligada a la intensidad. Es probable que se deba a que aún necesiten un poco de rodaje para volver a estar engrasados de nuevo y puedan sentirse realmente cómodos en el escenario de cara a conectar con el público como antaño. Lo comprobaremos en alguna de las próximas citas festivaleras que tienen programadas.

Los que sí que inexplicablemente nos decepcionaron fueron BANE. Y es algo inexplicable porque es uno de los grupos de hardcore de nuestra vida. De hecho, el concierto más inolvidable que hemos vivido fue el que dieron en la sala Barracudas de Madrid junto a Have Heart y Ceremony. Sin embargo, en esta ocasión no lograron fusionarse con el público en un sing-a-long demencial. Hicieron una selección un tanto extraña de temas y en general, fue un concierto particularmente frío. Una pena. En cambio, los que sí que dieron un concierto para el recuerdo fueron The Mighty Mighty Bosstones. Qué derroche de clase y qué divertidos, rediós. Todo un equipo de fútbol uniformado pero en versión trompetera y bailonga. Ejecutaron canciones como “Dr. D”, “Hell of a hat”, “The impression that I get” o “A pretty sad excuse” con un sonido pulido hasta la médula. Sencillamente magníficos. Tanto como Millencolin, que era el último plato gordo de la jornada (Refused al margen), y que dieron el concierto que tanto tiempo llevábamos esperando. Comenzaron con “Egocentric Man” de su último y más que digno trabajo, pero no tardaron en comenzar a soltar trallazos de la época dorada del punk rock europeo, como “Fingers Crossed”, “Fox”, “Bullion” o “Man or Mouse”. Saltaron al ruedo con ganas y sonaron bien y con fuerza, algo a lo que no nos tienen acostumbrados en los festivales. Sabemos de buena mano que son unos quedaos y eso a veces les pasa factura, pero también que es el mejor grupo de la historia del punk rock melódico europeo. “Mr. Clean” dio paso a un bis compuesto por un guiño al “Rather be dead” de Refused, como presentación a sus colegas suecos, y otras cinco canciones, a destacar “Penguins & Polarbears”, “Farewell My Hell” y “No Cigar”. Por siempre Millencolin.

Con la recta final el Groezrock 2015 llegaba a su fin, aunque lo mejor ya lo habíamos visto y ya solo quedaban migajas. En primer lugar American Nightmare, a los que teníamos unas ganas inmensas en esta nueva gira de reunión y que terminaron siendo la mayor decepción de todo el festival. Sonaron horribles, desganados y acabaron antes de tiempo. Un desastre absoluto. Todo lo contrario que Refused, que posiblemente fue el grupo que mejor sonó en todo el fin de semana. No obstante, les tenemos tanta tirria después de coronarse como el grupo más falso, renegado y aprovechado del panorama internacional, que a estas alturas cuesta reconocer sus méritos. Aún así, si dejamos a un lado el resquemor y nos centramos en el aspecto puramente estilístico hay que reconocer que siguen teniendo un directo de diez. Además, el setlist fue de lo más disfrutable: “The Shape of Punk to Come”, “The Refused Party Program”, “Summerholidays vs. Punkroutine”, “Refused Are Fucking Dead” (nos descojonamos especialmente con esta)… En fin, a pesar de todo hicieron una obra enorme en el pasado y sigue siéndolo a día de hoy. Además presentaron algún tema nuevo y, aunque lo de la revolución musical no les vaya a salir en esta ocasión, prometen bastante. Como podéis imaginar el bis con “New Noise” fue de nuevo demencial. Esa canción es algo de otro mundo y es imposible entregarse al frenesí que implica que la toquen con semejante perfección.

Y hasta aquí la edición de este año. De nuevo regresamos a casa lesionados, magullados, ateridos y, en definitiva, hechos una mierda. Pero también con la sensación de haber vivido algo mágico una vez más. Porque es un festival que no se parece a ningún otro y según sales por la puerta te prometes a ti mismo que harás lo posible por volver el año que viene. Por cierto, la del 2016 será su 25º aniversario y será los días 29 y 30 de abril. Imaginaos la que van a preparar. Estaremos allí para contarlo, claro.


Texto: Javi JB
Fotos: Marta Pérez
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