Entrevista a Julio Castejón (Asfalto)

“El significado que para mí tiene Asfalto, excede de su dimensión actual.”

Julio Castejón no es únicamente el hombre fuerte de Asfalto, la persona que ha impedido la defunción de tan legendario proyecto y el que le sigue insuflando vida con su talento, también representa a esa clase de instrumentista con un pedigrí incuestionable alcanzado gracias a años y años de patearse todo nuestro país presentando, uno tras otro, trabajos discográficos que son ya obras de estudio para todo músico que quiera conocer la correcta manera de componer rock sin miedos a las corrientes experimentales o a las querencias pop.

Antes de fijarnos en el ahora me gustaría retroceder a la génesis del grupo, unos años antes de la publicación de vuestro primer LP homónimo. Me refiero al cambio de nombre de Tickets por Asfalto y a sencillos como ‘Jenny’ o ‘Quiero’. ¿En qué situación se encontraba el proyecto por aquel entonces y dónde estabas tú?

José Luis Jiménez, que venía de los Tickets, grupo de cierta relevancia en el Madrid de finales de los años 60, es quien está presente en la fundación de Asfalto; o, por decirlo de otra forma, en el cambio de nombre. José Luis cuenta que esto sucedió cuando fueron contratados por Discos Acción quien al parecer decidió que el nombre de Tickets no tenía tirón. Y fue justo en ese momento cuando se editan aquellos dos singles que se publican en el invierno 72/73. Conocí a José Luis porque yo tocaba en Handicap, que eran del mismo barrio que Tickets, y durante algún tiempo compartimos local de ensayo. Me enteré del cambio de nombre en la televisión en blanco y negro de la cantina del cuartel donde hacía la mili.

Jenny’ siempre me ha parecido un tema totalmente pegadizo, sin problemas para casar con las fórmulas radiofónicas. Lo siento en la línea californiana que Los Brincos buscaron al grabar el tema ‘Vive La Realidad’ (‘Keep On Loving Me’, en la versión inglesa que también grabaron) para su disco Mundo, Demonio Y Carne.

Es una canción muy bien construida, un medio tiempo muy en la línea de lo que entonces estaban haciendo las bandas inglesas que se apuntaban al glam (T.Rex, por ejemplo). No sonó mucho porque, antes, como ahora, no es la calidad de las canciones la que decide si es un éxito. Los Brincos, intentaron reinventarse a principios de los 70. Ricky y Miguel Morales, le dieron al grupo otro aire, aunque el alma de todo aquello era el desaparecido Fernando Arbex.

Como los ya citados Brincos, vosotros teníais una pasión no oculta por The Beatles –que no pocos compartimos–. ¿Qué me puedes contar de aquel Homenaje A Los Beatles del 76? ¿Qué piensas ahora de aquellas versiones de ‘She Loves You’ o ‘Eight Days A Week’?

No es ningún secreto que he mamado de la música de los Beatles; pero no sólo yo, creo que toda una generación de músicos lo hizo. El otro día en el aeropuerto de Vigo me encontré con José Mª Gúzman, y nos pasamos toda la espera hablando de ellos y de lo que nos han marcado. Los Asfalto de 1975 tocábamos mucho, y no porque nos subiéramos al escenario con nuestro propio repertorio, que por entonces tocábamos muy pocas piezas de nuestra autoría, sino porque versionábamos clásicos, entre ellos muchos temas de los Fab Four. Un día un amigo que nos escuchó nos propuso grabar aquellas canciones que más nos gustaran de ellos. Y así hicimos. Nos pagaron incluso por hacerlo. Sin saberlo, estábamos registrando posiblemente el disco que más copias vendiera de cuantos hemos hecho; hablo de cientos de miles. Me sigue pareciendo una grabación muy pulcra, un trabajo hecho con mucha pasión.

¿Cuál se podría entender como parto de aquella formación que editaría el álbum de 1978 Asfalto?

Un día de mayo de 1974, nada más venir del Servicio Militar, recibo una llamada de Jiménez que me dice que quiere que hagamos algo juntos. Por entonces Handicap se habían reconvertido en una orquesta de verbenas, incluso se habían cambiado el nombre. José Luis en aquella llamada también me comenta que han dejado de existir el Asfalto que sólo unos meses antes había visto por televisión. Le digo que estoy reconstruyendo Handicap con Cajide a la batería. Hablamos y a los pocos días estábamos montando temas en el local que tenía Asfalto en Carabanchel. Pocas semanas después estábamos actuando, bajo el nombre de Handicap, no de Asfalto.

Pasado un tiempo le digo a José Luis que mejor aprovechar el nombre de Asfalto porque al menos tenía discos que mostrar. Tuve la sensación que José Luis se mostraba un poco reticente, pero terminó aceptando la idea. A Jiménez, Cajide y a mí, se nos une el guitarrista que me había sustituido en Handicap cuando me fui a la mili: Chema Arrillaga. Los cuatro comenzamos a girar ya como Asfalto. Después de las Navidades, Chema nos dice que va a dejar el grupo y entonces José Luis propone a Lele Laina, un guitarrista que había tocado en Los Zurdos, que, además de ser buen músico es un excelente cantante. Y ahí nace todo aquello que culmina tres años después con el primer disco. Tres años en los que el grupo hace alrededor de trescientos conciertos. No está nada mal, ¿verdad?

¿De dónde surgen las influencias musicales que convierten aquel larga duración en un compendio de ideas que van desde los registros progresivos o art rock a la creación de un rock urbanita y crítico muy característico?

Las fuentes musicales que nos sirven de referencia son muchas, realmente no puede decirse que el grupo se diseñara a imagen o semblanza de otra banda. No es cierto que así sea, aunque alguna que otra semblanza por supuesto que se da. Creo que Asfalto madura su estilo a partir de la fusión de los impulsos creativos de todos sus miembros: José Luis nos emparenta con el rock más directo, con el blues, con el soul, con el rock and roll y aporta el concepto de la mayor parte de los textos; Lele es la voz más pop, añade dulzura a los temas y su guitarra siempre es pulcra y concreta; Cajide pone su batería al servicio de las ideas y da personalidad a las formas rítmicas; y yo posiblemente aporto la parte más progresiva que se escucha en el disco, soy quien propone muchos de los arreglos y junto a Jiménez colaboro en los textos.

Es curioso pues de aquella grabación todos los temas han envejecido de manera inmejorable. Ya no únicamente las canciones que más puedan sonar en los conciertos de los actuales Asfalto, también el resto de creaciones. Resulta totalmente significativo. Hasta ‘La Isla Del Amor’, tal vez la más liviana, demostró seguir funcionando cuando Laina y Jiménez la incluyeron revisada en el CD Canciones Básicas. ¿Cómo lo sientes tú?

Comparto tu punto de vista, yo también creo que el repertorio de Asfalto ha envejecido con tremenda dignidad; es más, añadiría que ha perdido muy poca vigencia conceptual. Y es una suerte que sea así pues, de no serlo, me costaría mucho entrar dentro de esas canciones cuando me toca interpretarlas. Al Otro Lado ya avisaba de algo fundamental: Asfalto no es un grupo que pretenda quedarse encasillado en unos parámetros concretos.

No hay duda de que existían lazos de unión con vuestro primer lanzamiento, pero también se dejaba la huella de ese paso al frente que buscaba la banda. Estamos hablando de resistir a la fragmentación del cuarteto que había grabado el LP de debut. ¿Qué método utilizaste para que el barco no se hundiese y lograr un nuevo disco en tan poco tiempo?

Para mí fue un shock tremendo la marcha de Jiménez y Laina, algo que no vislumbraba ni por asomo. Sucedió y no quedó otra que aceptarlo y tirar para adelante porque, ya en el verano del 78, había muchos intereses por parte de mucha gente para que la banda no visitara el cementerio: un disco sonando en la radio, una compañía en pleno lanzamiento, una gira contratada, un mánager, un equipo técnico, etc… Con todo aquello, pese a que yo anduve un tanto obstinado en no seguir con el proyecto adelante –me abrumaba la idea de verme sobre el escenario cantando los temas que estaban siendo conocidos cantados por voces que no eran la mía–, el peso de la responsabilidad me hizo seguir; pero puse unas condiciones: que antes de que acabar 1978 quería un nuevo lanzamiento en la calle con el nuevo Asfalto. Y así se hizo.

Como sabes, el binomio creativo, Jimenez/Laina, quedo reemplazado por la inclusión de Jorge García Banegas, un teclista formidable, compositor en la línea más “prog” del momento. El resultado es que Al Otro Lado, según se dice por ahí, es paradigma del “spanish progressive sound”. Hubo gente que se sorprendía, pero lo cierto es que la banda no bajo un solo peldaño en su carrera y se sitúo muy por encima de las expectativas que muchos periodistas de la época esperaban tras conocerse la ruptura.

Me interesa sobremanera el adentrarme por medio de tus recuerdos en aquellas producciones de los tres primeros discos. ¿Notaste mejoría o deterioro de uno a otro en este sentido? ¿Quedasteis convencidos con el trabajo realizado frente a los mandos de la mesa de mezclas?

El primer disco es una debacle técnica: suena fatal y además está pésimamente mezclado –viene un solo y suben la guitarra rítmica, cosas así–. Es posible que aquella decepción anticipara la ruptura, aunque creo que igual ya era un plan premeditado. El segundo se graba en Londres y, pese a tener un sonido más en consonancia con los estándares internacionales, adolece de cuidar los detalles (se grabó íntegramente de un lunes a un viernes) además me agarré un resfriado nada más pisar Inglaterra, de ahí que la voz se me escuche algo nasal. El tercero se registró en Madrid bajo la dirección de Pepe Loeches –un lujo de la producción musical de la época–, y es el que mejor sonido tiene de los tres, pero tal vez musicalmente sea el menos inspirado.

¿Cómo afronta Asfalto el cambio de década cuando aparecen los años 80? Jorge G. Banegas seguía siendo en aquellos días una pieza fundamental a la hora de componer a tu lado. ¿En dónde reside la magia de esa unión creativa?

Los años 80 empezaron mal para el rock de aquí. Pasamos de ser lo moderno a estar desfasados en poco más de un cuarto de hora. El pop invadió las radios y nosotros, que de por sí no habíamos sido del todo su apuesta, nos vimos fuera de la onda imperante. Pero aun así, las giras seguían estando ahí y la gente acudía a vernos. Hicimos en esa década discos que, para mí, están entre lo mejor que hiciéramos en toda nuestra carrera. Mi compenetración con Jorge fue mucha y fructuosa; él tenía una concepción estilística muy similar a la mía y así todo fluía con rotunda facilidad.

En la década en la que hablar de La Movida madrileña se pone de moda, ¿cómo se las apaña un conjunto como Asfalto para seguir editando trabajos discográficos? De aquellos días son álbumes como Déjalo Así, Más Que Una Intención o Corredor De Fondo, por citar tres ejemplos.

Nuestro contrato con Chapa finaliza en 1982. Por los motivos que te contaba antes, ni hubo interés por renovarlo ni tampoco nos surgieron otras opciones a considerar. Tanto es así que decidimos Cajide y yo crear SNIF: era una forma de ir apostando por una independencia que nos hiciera más libres. No sé si fue o no acertado haber estado dentro de una multinacional, pero la historia nos llevó por aquellos caminos. Y sí, efectivamente nos quedamos fuera de los planes de marketing que una “grande” puede implementar para con un artista. Nosotros agarramos una velocidad de crucero que nos llevó a editar prácticamente un disco por año, y yo echo de menos que hoy no sea así.

En los 90 regresan Lele Laina y J.L. Jiménez a Asfalto. ¿Se podría decir que fue dulce el reencuentro?

Sí, muy dulce.

El Planeta De Los Locos me parece un CD más que considerable, una obra muy a tener en cuenta. El pop-rock que hay en sus temas roza altas cotas de calidad para lo que otras bandas nacionales estaban presentando en aquellos momentos. Pero luego, nuevamente, vuelve la ruptura. ¿Dónde están las razones de la misma?

Los trabajos que editamos tras el reencuentro, Sólo Por Dinero y El Planeta De Los Locos, son dos discos que no me aburro de escuchar. Pero lamentablemente la década de los 90 fue nociva para el rock y el hecho de vernos tocando en recintos semivacíos minó nuestra ilusión por el regreso. Nos equivocamos. Teníamos que haber perseverado y, con la calidad de los trabajos que estábamos proponiendo, más temprano que tarde, se hubiera producido algo que igual otros han vivido. Me hablas de ruptura, pero no, no hubo una nueva ruptura, es que decidimos parar hasta mejor ver. Lo cierto es que las circunstancias por las que pasaban nuestras vidas personales en esos años, dejaban poco hueco para centrarnos sólo en la banda y estar dispuestos a echarle un pulso al tiempo. Si se pudiera rebobinar la vida…

Al reproducir aquel trabajo, el primer tema de tu autoría que escuchamos es ‘Espera En El Cielo’, el tercer corte del disco. Una canción realmente bella y muy emotiva. ¿Cómo te sientes al recordarla?

¿Sabes que la seguimos tocando en directo? ‘Espera En El Cielo’ es una pieza emotiva porque está inspirada y dirigida a la memoria de un buen amigo desaparecido, uno de los mejores guitarristas que yo haya conocido. Se lo llevo el Sida casi de un día para otro. Aún hoy me emociono al interpretarla.

Antes del regreso de Asfalto con Utopia te encontramos firmando los CDs ¿Hay Alguien Ahí? y El Corazón De La Manzana bajo tu nombre. ¿Por qué no regresaste con el nombre de la banda y preferiste remarcar tu faceta cual solista?

Soy un hombre de grupo, lo he sido siempre. He de confesar que me gusta estar dentro de una banda, y en mi caso ese grupo se llama Asfalto. Pero también soy un músico creativo, un alma inquieta que, si por mí fuera, estaría siempre haciendo discos. Hacerlos desde tu propia iniciativa, sin tener que consensuar con nadie si hacerlos o no, reconozco que tiene sus ventajas. En un momento de mi vida, esa fórmula sirvió porque me podía permitir equivocaciones sin dañar la carrera inmaculada de Asfalto. Firmar mis trabajos con mi nombre me permite unos niveles de despreocupación mayores que si lo que estoy haciendo son discos que se darán a conocer como trabajos de Asfalto. Un nombre con treinta y ocho años de historia es condicionamiento suficiente como para calibrar los pasos.

Estoy trabajando en un nuevo disco que se publicara en 2011 bajo mi propio nombre. Y lo hago con sumo placer y con la descarga de pesos añadidos. Creo que es bueno que la gente me conozca en pijama y no necesariamente uniformado para la ocasión que requiere la presentación de un nuevo disco de Asfalto –que, por cierto, no se grabó en 2010 porque las cosas en un grupo no son siempre factibles ya que implican el esfuerzo al unísono de varios, algo que lógicamente escapa de mí voluntad–.

Sé que muchos seguidores de tu carrera y de la de Laina y Jiménez se han planteado en los últimos años la siguiente cuestión. Si el tándem estaba actuando bajo el cartel de “canciones de Topo/Asfalto” y tú recuperabas igualmente en tus directos clásicos de la discografía de Asfalto, ¿por qué no se llegó a una nueva reunión oficial? Es cierto que ahora tanto Topo como Asfalto tenéis nuevos lanzamientos de estudio en el mercado pero, aun así, es lógico que vuestro público, que sin duda seguís compartiendo, pensase que la idea era factible. Existió alguna tentativa hacia tal respecto.

No ha existido, ni por unos ni por otros, ni proveniente de iniciativas exógenas, quien propusiera retomar un Asfalto que nos contemplara a los tres. Pienso que, el Asfalto que la formación actual propone, no deja lugar a dudas de que apunta a continuidad. Por otro lado Topo está volviendo a ser potenciado, cosa que me alegra mucho. Pero sí que me gustaría que en 2012, coincidiendo con el 40 aniversario de la fundación del grupo, y sólo para tan señalada ocasión, le diéramos a nuestros seguidores el regalo de volvernos a ver girando juntos. Incluyo en mi deseo igual a otros ex componentes.

Me comentabas hace poco que también te gusta ejercer de documentalista histórico de las décadas que te han tocado vivir. Explícame un poco más la meta final de dicho empeño. ¿Hay algún libro sociológico a la vista o que capture la esencia de la historia de España desde tu adolescencia hasta la actualidad? ¿Qué planes tienes en este sentido?

Llevo ya un tiempo en el que, sacrificando ambiciones, me he ido adueñando de la mayor parte de mi tiempo; es decir, que me levanto cada día para hacer sólo aquello que me apetece hacer. Entre las cosas que más me motivan está mi pasión por la literatura. Y no sólo leo, sino que también escribo, y lo hago casi a diario, posiblemente con más agrado que destreza. A la hora de elegir temas, me encuentro siempre de bruces con mi contemporaneidad, así es que elijo narrar aquellos acontecimientos de los que he sido testigo. Obviamente, también me motiva escribir sobre temas de actualidad, sobre los que me permito el atrevimiento y la necesidad de opinar. Estoy embarcado en un par de proyectos que espero concluir en los próximos meses.

Por último, me gustaría que mirases tu propuesta actual y me contestases a la siguiente pregunta: ¿Qué significado tiene para ti Asfalto en 2010?

El significado que para mí tiene Asfalto, excede de su dimensión actual: este es un capítulo más de los muchos que ya he vivido. Pero no quiero escurrirme de responderte, y deseo decir que Asfalto es mi segundo apellido –Julio Castejón “de Asfalto”–; me guste o no, que se me reconozca por ello, ni puedo ni quiero evitar que así sea. Mi deseo es que Asfalto continúe activo en el siglo XXI, haciendo buenos discos y mejores conciertos, y que, quien sabe, incluso sea capaz de lograr reconocimiento popular suficiente como para poder seguir existiendo por muchos años… Incluso sin mí.


Texto: Sergio Guillén.

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