Entrevista con Els Amics De Les Arts: “Si al principio de nuestra carrera hacemos este disco nadie nos iba a escuchar”

Els Amics De Les Arts son mucho más que la fórmula masticada del Folk catalán que han puesto en auge algunos grupos como Manel. Para empezar, no son un grupo Folk ni el típico grupo Pop del momento, sino una cuajada selección de arreglos y teatrales maneras de cantar que, en comunión, han cristalizado “Especies per catalogar” (Discmedi, 2012), una bonita entrega después del exitoso artefacto titulado “Bed & Breakfast” (Discmedi, 2009). Dani Alegret, Joan Enric Barceló, Eduard Costa y Ferrán Piqué lo cuentan.

¿Habría existido “Especies per catalogar” sin “Bed & Breakfast”?
No. Además, necesitábamos el paso anterior para poder hacer algo así. Un poco más metidos en explorar. Una vez que reconocimos los elementos que dominamos en “Bed & Breakfast” nos decidimos a probar algo más: armonías vocales, trabajar más la música, hacer letras más narrativas… También es por cuestiones meramente prácticas. “Bed & Breakfast” nos permitió dedicarnos a esto de manera profesional.

Evidentemente, la ayuda económica es indispensable.
Claro, te da estabilidad. Date cuenta que para hacer un disco como éste tienes que tener tiempo para poder dedicarle más horas y una profundidad que nunca antes habíamos tenido la suerte de tener. Ahora, después de la última gira, tuvimos esta oportunidad y no la quisimos despreciar. Merece la pena solamente por poder estar un mes grabando, porque no todo el mundo se lo puede permitir. Esto lo ves a nivel de carrera por los grupos que se van moviendo y que no repiten el mismo disco, creo que si al principio de nuestra carrera (en 2005) hacemos este disco nadie nos iba a escuchar. Pero antes de intentar tocar como Radiohead –que te puede gustar mucho pero eso no quiere decir que seas bueno- tienes que buscar tus elementos, las cosas con las que te puedes comunicar, tu lenguaje… una vez lo encuentras y te has asentado, ya puedes moverte.

Con nuestras bandas anteriores el error venía porque queríamos ser una “banda rollo”, o sea, una banda que sonara parecida a otra. Pero con Els Amics De Les Arts vamos a hacer canciones. Era nuestro plan B porque no había filtros y tampoco censura. Creo que eso a la larga ha jugado a nuestro favor.

Pienso que entre “Castafiore Cabaret” y “Especies per catalogar”, sin “Bed & Breakfast”, no se entendería el paso de uno a otro. Y creo que en el siguiente disco que hagamos, sin estos discos, tampoco se entendería. Es una evolución constante el hecho de buscar cosas y descubrir.

¿Y hubiera existido el grupo sin este empuje? Me refiero a que hay grupos que después de sacar un disco se disuelven porque se han desinflado.
Yo creo que sí que hubiera seguido porque cuando hicimos las primeras maquetas tuvimos un éxito muy pequeñito, pero tan pequeñito que nada más nos conocían cuatro gatos. Aun así, no tiramos la toalla porque seguíamos creyendo en que podía funcionar y que nos gustaba lo que hacíamos. Pero si hubiera fracasado…

Bueno, maticemos qué es el fracaso para vosotros, pues el concepto puede diferir muchas veces. Un disco puede ser muy bueno pero comercialmente no vende.
Claro, pero hay un punto más allá. Empezamos esto como un divertimento que nos sigue divirtiendo. Yo estoy convencido de que a lo mejor le dedicaríamos menos tiempo o menos energía pero seguiríamos haciendo música. Igual no sería “Especies per catalogar” sino otra cosa o lo mismo lo habríamos sacado más tarde porque aprovecharíamos los fines de semana.

Llevamos haciendo música desde los catorce o quince años, así que no nos imaginamos nuestra vida sin estar haciendo algo o algún proyecto… pese a que no nos hagan caso. Hemos encontrado una forma de comunicarnos que nos funciona a la hora de crear canciones que sin duda va a seguir.

El anterior era un adolescente y este ha crecido. Digamos que uno te lo ponías antes de salir por ahí y este otro te lo pones para buscar a la novia.
Muy buena apreciación. Además, no eres la primera persona que nos lo dice. Lo describieron también como que “Bed & Breakfast” era un amor fácil de verano, que es muy bonito y tal, pero que en Septiembre se acaba. Mientras que “Especies per catalogar” es el hombre con el que se quería ir a vivir. Pero siendo el primer disco nombrado un amor muy potente, este segundo debía demostrar que era capaz de sustituir ese amor tan intenso. Digamos que es más de pareja formal.

Me gusta pensar que “Bed & Breakfast” es un disco que se colaba en todos los sitios. Escuchabas un tema como ‘Jean-Luc’ o ‘L’home que treballa fent de gos’ y en seguida conectabas con algo. Pero “Especies per catalogar” tienes que dejarlo entrar porque si no haces ese esfuerzo se quedará en la puerta. Es como los buenos discos que dejas entrar y luego van creciendo a medida que los vas escuchando. Y en realidad esa era nuestra idea, que el disco aguantara dos, tres, cuatro o cinco escuchas y que pudiera crecer. “Bed & Breakfast” éramos nosotros cuatro disparando lo que había, pero “Especies per catalogar” es más reflexionado. Sí que es verdad que hay canciones más tranquilas, pero hay otras que son de caña, cosa que antes pasaba al revés.

Y ambos son discos largos con canciones muy extensas de casi cinco minutos de media. Es algo arriesgado para los tiempos que corren.
Sí, lo son. Nos enrollamos mucho (risas). El problema es que las canciones, como las entendemos, pueden hacerse largas. Ser largas no es negativo, pero que se hagan largas sí. Hay temas de tres minutos que estás deseando que se terminen, pero mientras tengas algo que decir da igual que duren cinco minutos. Pero mira, si las cortas antes no se van a entender, y si no vas añadiendo instrumentos, voces… hacia el final, tampoco se va a entender porque la explicación no llega. ¿La canción es larga? Sí, pero tiene que contar algo.

Como dices tú, en los tiempos que vivimos la gente va tan rápido que escuchan cosas por la radio sin prestarle atención. Esa forma tan superficial no casa con esta idea del disco, pero lo que no podemos hacer es traicionarnos a nosotros mismos.

Además de la teatralidad que hay en vuestra forma de cantar, algo que os describe muy bien son las rimas. Rimar en ‘L’affaire Sofia’ “Schopenhauer” con “after hour” es algo que no haría ni Leonard Cohen.
Valientes que somos (risas). Es más, esta rima es la que da pie a la canción. Dijimos de crear un ambiente donde esa rima fuese el final de la canción y donde pueda tener sentido. Es una de las partes favoritas de la gente.

¿Y qué relación tenéis con Ramón Langa? Ya que le dedicáis ‘L’home que dobla en Bruce Willis’…
Le llamamos para decirle que íbamos a enviarle el disco porque le compusimos esa canción. Está muy contento. El tío está encantadísimo. Ferrán lo llamó con un poco de miedo porque no sabíamos su reacción. Tenemos muchas ganas de conocerlo.

Es curioso (y grandioso) el protagonismo de los vientos en la totalidad del álbum. Los que hay en ‘Monsieur Cousteau’ y en ‘Louisiana o els camps de cotó’ son impresionantes. Se trasladará al directo, supongo. Aunque en España los vientos suenen a Raphael y Camilo Sesto.
(Carcajada) ¿Os suenan a eso? Bueno, también los llevan Sufjan Stevens… Pero hablamos de España, claro. ¿Sabes que nos pasó en la gira anterior? Al principio no podíamos llevar sección de vientos porque no se podía, pero en el momento que pudimos empezamos a incluirlos en todas las canciones, además de las que les corresponden, así que aprovechamos para escribir arreglos y así reforzar y mejorar los temas. Una vez terminamos esa gira y con la mente puesta en un nuevo disco ya era muy difícil no pensar en esos arreglos porque automáticamente los oíamos. Has puesto un buen ejemplo con ‘Louisiana o els camps de cotó’; hay un cambio de armonías en ese canción que es justo cuando entran ellos, pues nosotros ya los escuchábamos mientras componíamos la canción. Supongo que ya no podíamos abandonar esa conciencia de utilizarlos. También nos los imaginamos en el directo. Sin ellos estaríamos un poco huérfanos, pues una vez puestos en el disco nos parecía tramposo no llevarlos en el directo.

¿Aunque se palme pasta?
Bueno, pero es una inversión. La gente agradece mucho que al final de ‘Jean-Luc’ suenen los vientos sin que tengamos que hacer nosotros pa-pa-pa-pa. Si fuéramos público nos gustaría escucharlos. Tenemos que montar el mejor espectáculo posible. Llevamos a unos fuera de serie en esta gira que han tocado con gente del Jazz. Lo nuestro no tiene nada que ver, es otra cosa, pero ellos se encuentran cómodos. Además, son los que grabaron en el disco.

Hablando de colaboraciones, ¿qué tuvo que ver El Col.lectiu Brossa?
Eso fue por idea de Ferrán Conangla. Nos hizo parar la grabación y nos propuso la colaboración. Nosotros somos fans y nos gusta lo que hacen, como el disco que sacaron con Astrid. El productor les comentó la idea y lo hicieron encantados. Les pasamos la línea melódica y los acordes… y empezaron a hacer los arreglos. Es el único tema en el que los arreglos no son nuestros porque lo han hecho todo ellos. Fue una sorpresa cuando nos mostraron el resultado. Utilizan instrumentos que no son típicos del Pop, como la marimba, la viola de cuerda, el vibráfono… era un reto meter instrumentos que no son Pop en una canción Pop.

¿Y qué es el Pop al fin y al cabo?
Bueno, pues son melodías, letras, sus rimas… yo lo veo así. Pero la idea del Pop es tan dilatada que hay cosas que la gente no ve como Pop. Hay categorías enormes. Son canciones de autor también, pero más pegadizas en ciertos momentos mientras narras cosas. No sé quién decía que todos los cantautores quieren ser Bob Dylan (risas).

Todo el mundo dice que ‘Louisiana o els camps de cotó’ es el más bonita, pero yo creo que ‘Miracle’… no es de este mundo.
¿Eres padre?

No.
Pues tengo un colega que es defensor de esa canción.

Es una sorpresa de canción porque aún estando al final del disco ayuda a continuarlo.
Muy bueno eso. También es una canción que define al grupo porque nos juntamos todos ahí de alguna manera con un punto de ironía en el que estamos caricaturizando a un tío. El paso está en que se mantiene ese punto irónico pero lo enriqueces musicalmente. La tocamos la segunda en el directo y el público ya se termina por enganchar. Cuando llega la parte final y se ponen a cantar… es increíble. ¿Pero tú las entiendes aunque sean en catalán?

Claro. Más o menos hablo catalán. Pero los prejuicios son una estupidez. ¿Habéis encontrado problemas a nivel global?
Hemos encontrado problemas con prensa y medios que directamente no nos conocen. Hay que picar mucha piedra para que la música que se hace en Cataluña tenga aquí una repercusión. A nivel de calle ves que la gente se interesa, que se traducen las letras, los blogs hablan del grupo… pero cuesta llegar ahí. No vamos a negar que es extraño porque fuimos el grupo más descargado por iTunes en toda España y aun así no hay repercusión. Es algo muy fuerte. Algo pasa. Esto no es de país normal, de un país con complejos que mancha la música con otros intereses. Es absurdo y muy triste.


Texto: Charly Hernández

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