Aunque hay mucho rock como no podía ser de otra manera, con claros ejemplos como 12 de Mayo o Rock ‘n’ roll, la música de Las Madres viaja constantemente a paisajes más intimistas como Sin cuerdas, Anoche tuve un sueño o toques cabareteros, muy en la onda de Tom Waits o nuestro Kike Babas, lo que hace que se muevan indistintamente en dos formatos, tanto acústicos como eléctricos. «La mayoría de los temas se han compuesto con guitarra acústica y la voz, montándolas después en el local. Volver al acústico es volver a las raíces de cómo se compusieron los temas, No es una concesión que hacemos para estar a la moda; nosotros componemos así. Lo bueno es que te permite actuar en salas que jamás podrías tocar con toda la banda, nos abre más puertas que si sólo lo hiciéramos en eléctrico, y nos lo pasamos igual de bien. Con la guitarra pasa lo mismo que cuando notas la diferencia entre follar y hacer el amor«.
Y de eso puede que se trate el disco, de canciones de amor, o más bien de desamor, sin caer en obviedades y dejando al oyente su propia interpretación: «Sabiendo un poco lo que quiere decir el autor, la idea es que cada uno haga de la letra su historia personal. Casi todas hablan de desamor, sí, pero por ejemplo para Sin cuerdas me inspiré en un momento en el que me operé de las cuerdas vocales y no podía hablar«. Algo que cobra sentido cuando entramos a analizar la voz de Las Madres, juega un poco a ser bufón, a contar las verdades, estirando e incluso deformando los matices: «Es mi voz natural, pero en la manera de cantar como todo el mundo, tengo mis tres grandes referentes, mis maestros: Javier Krahe, Josele Santiago y Joaquín Sabina, son muy personales. En Esconder el corazón por ejemplo me basé mucho en Los Redondos, un grupo argentino muy oscuro».
Ven el futuro con optimismo, hay buenas expectativas, y aunque la industria no augure grandes cambios, no pinta todo tan negro: «La respuesta ha sido muy buena, a la hora de convocar es tirar muchos anzuelos al río para que piquen cuatro. Nos quedamos con la crítica de después, los que han podido venir se lo pasan bien y salen contentos. El objetivo es pasarlo bien, y está cumplido. El futuro se encamina de forma natural a que los músicos cojan las riendas, es más trabajo pero el que vende 500 copias en bares se siente mejor que el que vende 500.000 con una discográfica, seguro«. Les vimos el 4 de marzo en el HawthornCafé Bluesbar y el 20 de abril en El Quinto Pino (Hortaleza). myspace.com/lasmadresdemadrid
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