Los Secretos – Teorema para la disección

¿Cuánto tiempo ha pasado desde que Los Secretos editaran un long-play con material inédito de estudio? Pues exactamente cinco años, sin contar “Gracias por elegirme” (DRO, 2008), aquel fantástico directo grabado en Las Ventas donde contaron con el abrazo bajo las luces de amigos como: Amaral, Miguel Ríos, Joaquín Sabina o Manolo García…, entre otros. El último trabajo discográfico que contenía material inédito se llamaba “Una y mil veces” (DRO, 2006) y suponía el segundo paso en la etapa de Los Secretos, esta vez tras el fallecimiento de Enrique Urquijo y con su hermano Álvaro al frente.

Fuertes como una palmera soportando los desmanes del temporal y melancólicos como la ginebra mezclada con tónica, el grupo prosiguió haciendo felices cada tanto a sus seguidores, expectantes ellos, ante las nuevas noticias que aparecían con cuentagotas entre los foros y las noticias de la prensa especializada.

Actualmente presentan la siguiente pieza del engranaje; “En este mundo raro” (DRO, 2011). Esta nueva entrega supone ser no solo un disco más, sino un giro dentro de la composición de las canciones, pues esta vez cada miembro compone algunas de las trece canciones que vertebran este artefacto. Incluso dentro de ese campo cuentan con las colaboraciones de José María Granados (Mamá) en ‘Quererte por querer’ y las de Chema Vargas en temas como ‘Por segunda vez’, ‘Enséñame a dormir’, ‘Trenes perdidos’, ‘Bailando con la luna’ y ‘Soñadores’. Por supuesto existen las versiones, en este caso es ‘Lágrimas sin nombre’ (‘Nameless faces’ de The Cages), canción que Álvaro Urquijo guardaba en la despensa desde los primeros ochenta. Pero si uno repara en el todo el grueso de este nuevo álbum podrá encontrarse bonitos detalles. De hecho el título (“En este mundo raro”) alude –que no versiona- a la canción de José Alfredo Jiménez titulada ‘Un mundo raro’, ranchera que a su vez también cantó Enrique Urquijo ya que el abuelo de la familia les ponía esa canción cuando los hermanos eran todavía pequeños. Raros (en el buen sentido de la palabra) por salirse de la pauta, y –como el buen whisky- algo único y con experiencia.

«Es un anacronismo. En el diccionario de la Real Academia Española “raro” es algo único, algo especial. De hecho la palabra en inglés, italiano o francés significa que es único, que no puedes encontrar otro igual. Los ingleses utilizan el término rare para indicar que no hay nada similar o que se sale de la pauta establecida, pero para lo bueno. Sin embargo se ha utilizado esa palabra de manera despectiva.» [Álvaro Urquijo]

Amén de ser una forma sencilla de explicarle a un niño el significado de este mundo, como el propio Álvaro hizo con su hija. Si uno repara en el vídeo de la canción que da título al disco, podrá comprobar muchos de estos matices. El porque de las cosas que no tienen explicación, enfrentamientos y otras cosas del odio e incomprensión.

«Somos un planeta con vida inteligente, y encima que hay vida inteligente nos estamos cargando el planeta. Esas incongruencias están en el videoclip también representadas. Luego ya está el que una niña pequeña te pregunte ciertas cosas. Todo es un encadenamiento. Mira, yo no creo en Dios ni en las religiones. Creo en “algo”, no sé en que muy bien, pero no en algo que me digan las religiones. A mi hija, en el colegio y sus amigas, le han metido cosas muy bonitas en la cabeza en las cuales yo no creo, pero se empeñó en hacer la primera comunión. Y claro, ella me pregunta por qué no creo en Dios.

También me pregunta por qué nos han robado, pues nos entraron a robar en casa, y tenía que decirle que hay gente que está peor que nosotros y porque no les queda más remedio que robar. Con todo eso a la niña se le fue desmoronando aquel universo precioso que tenía. Para colmo vio un documental en el que a un negrito lo aplastaba un elefante y se estaba muriendo. La niña, claro, se quedó apelotada. Y es que el mundo es una mierda si lo ves desde ese punto de vista. Pero es una maravilla si lo ves desde otro. Lo que ocurre es que ahora está más cerca de la mierda. Prefiero que se vaya acostumbrando a la mierda que le va a tocar vivir que a la maravilla que es en realidad. Es esa dualidad la que canto en la canción.» [Álvaro Urquijo]

Pero tampoco es un disco pesimista. Bien es cierto que Los Secretos atesoran una manera gratamente melancólica en sus piezas, pero nunca arrastrando el dolor como si ello fuera una realidad. ¿Utilizar las canciones y la voz como arma para arrojar esperanza? Hay muchas maneras de entender la sensación de una canción, pero la música es de quien la siente y eso, amigos, es inquebrantable.

«La música siempre ha sido un bálsamo para las personas. Hay gente que lo ha pasado mal, pero aunque nuestras canciones no sean muy alegres, se identifican con ellas como lo pueden hacer con el blues, el flamenco o el tango. Cuando la gente canta sus penas y alguien lo oye siente que no está solo y puede ayudar a superarlo. El hecho de que eso pueda funcionar como bálsamo, como disfrute o alegría… para que la gente olvide sus penas, ese hecho ayuda a que el mundo mejore. Aunque mejorar directamente el mundo con la música es complicado.» [Ramón Arroyo]

Grabado en El Cortijo (San Pedro de Alcántara, Málaga) cuenta en la producción con la mano de Carlos Narea. Reputado productor que se encargó de conducir el sonido de Los Secretos desde hace bien poco, aunque pueda parecer extraño. El que fuera productor de gente como Nacha Pop, Miguel Ríos o el primer disco de Antonio Vega, comenzó a trabajar con Los Secretos en “Gracias por elegirme”. Un intercambio de experiencias donde –como dice el vocalista- «nosotros somos perros viejos, él un poco más». Pero fueron muchas más las cosas que han influido tanto en la producción como en el entorno.

«Es verdad lo del maestrillo pero es imprescindible, si no quieres sufrir, adaptarte a la realidad de la vida del artista. En su caso, pensé que era necesario que nos ‘encerráramos’ para poder centrarnos exclusivamente en el disco. Nos fuimos al mejor encierro posible, El Cortijo, en San Pedro de Alcántara (Málaga), y grabamos todo en doce días. Hicimos jornadas de diez o doce horas diarias… pero disfrutando y sin ninguna presión externa. Creo que si lo hubiéramos grabado en Madrid, que era la alternativa, habríamos tardado meses porque en Madrid siempre tienen muchísimos compromisos profesionales y también familiares, así es que nos ‘enclaustramos’. Luego sí grabamos algunas cosas extras en Madrid, donde también lo mezclamos, en Red Led. En El Cortijo se duerme bien y se come de maravilla… y el estudio es tan acogedor que lo único que te apetece hacer es tocar y grabar. No hubiera sido posible en otro lugar.» [Carlos Narea]

Y es que, a decir verdad, Los Secretos siempre aseguran un sonido y una personalidad totalmente reconocible. Para “En este mundo raro” se han utilizado guitarras (tanto acústicas como eléctricas) de seis y doce cuerdas. Ustedes saben, esa inconfundible sonoridad que le aporta una guitarra Rickenbacker 360 de doce cuerdas ha sido el símbolo instrumental del grupo durante prácticamente toda su existencia del mismo modo que lo es (y ha sido) para músicos como The Byrds, The Beatles, Tom Petty o The Who. Un brillo amplificado que no envejece con el paso del tiempo y que, poniendo atención, llegan a descubrirse los matices dentro de “En este mundo raro” con ‘Desapareces’, ‘Has llegado un poco tarde’ o ‘Sólo quiero que me digas la verdad’, preciosa canción que también va hilando la línea que lleva ‘En este mundo raro’, pero pese a lo que pueda parecer, Álvaro explica la verdadera historia de la misma.

«Esa canción habla de una pareja que conocí. El marido tomaba drogas y no se lo decía a la mujer. Yo lo sabía y como tengo algo de experiencia en esto sabía que iba a terminar muy mal la relación, porque las drogas tienen eso de que tú crees que las controlas… hasta que son ellas las que te controlan a ti. La mujer, sabedora en parte del problema, empezó a preocuparse y la cosa terminó muy mal. La verdad es lo principal que necesitas para cualquier cosa en tu vida. Es también una queja porque la verdad es que no nos conocemos nada de nada. Yo opino que deberíamos saber el cien por cien de todo.» [Álvaro Urquijo]

Haciendo ahora protagonistas a la parte técnica del largo y al sonido, habría que reparar en los pequeños matices que han aportado un aire que diferencia a este de otros trabajos discográficos anteriores. Un primer dato sería como han utilizado las maquetas y la influencia de los cambios en el resultado final. Partes más acústicas que eléctricas, algún arreglo de cuerda… o incluso el pedal steel en otras partes del recorrido del disco. Cambios y añadidos que agradan a los propios protagonistas pero que, por ende, pueden ser un motivo para que entre mejor o peor a los seguidores y amantes de la música.

«Creo que hay más silencios en las canciones. Menos instrumentación que en otros discos en los que a lo mejor se ha abusado un poco de grabar pistas sobre la misma canción. También, de alguna forma, estamos viendo por las redes sociales y por la web como la gente, que es escéptica en un principio, ahora dice que le gusta tal canción u otra. En general, todos los comentarios que estamos recibiendo son bastante positivos. Como esponjillas que somos recogemos ese sentir y nos hace pensar que de alguna forma nos ha salido bien el disco.» [Jesús Redondo]

Y es que para “En este mundo raro” se han adquirido otras disciplinas en lo que a la grabación, preparación y composición se refiere. Por primera vez cada miembro ha compuesto para el disco. ‘Buena vida y mejor vino’ o ‘Enséñame a dormir’ por parte de Ramón Arroyo, ‘Por segunda vez’ y ‘Trenes perdidos’ de Jesús Redondo, ‘Sin aire’ del lado de Santi Fernández, Juanjo Ramos aportando su parte en ‘Soñadores’… además de las compuestas por Álvaro, como ‘Desapareces’ y otras tantas. Pero esta tarea tuvo que llevar muchas complicaciones en el aspecto de que cada uno no quiere ver su trabajo rechazado por los demás.

«Los grupos son una pequeña familia en otro tipo de orden. La familia se mueve por sentimientos y nosotros también. Realmente la música no son ejecuciones mecánicas de instrumentaciones, no son como algo mecánico en el que tienes que leer una partitura que después tienes que ejecutar. Otras veces cuando yo hago una canción con la maqueta en mi casa intentaba hasta dibujar el solo que podía tener. En este caso he dejado los huecos para que Ramón hiciera las guitarras enteras de las canciones. Básicamente las canciones estaban muy peladas y creo que en ese sentido hemos ganado contando con el de al lado para que ponga su parte. Está clarísimo que no queríamos hacer una maqueta. Si te das cuenta también es por culpa de la tecnología porque al tener todos un estudio con el ordenador podíamos grabar en casa. Ese tipo de cosas te alejan del grupo y de los compañeros. Además recargas las canciones, por lo que al juntarlas cada uno quiere poner lo que ha traído de casa.» [Álvaro Urquijo]

Tarea complicada que había que lidiar sin menospreciar el trabajo de cada uno. De nuevo entraba la mano del productor para hacer de Rey Salomón.

«En esto ha sido importante la figura de Carlos Narea. Nosotros le mandábamos todos los temas que teníamos de casa, las maquetas… para que el tuviese la referencia. A la hora de grabarlos no nos sentábamos a escuchar la maqueta para ver como estaba hecha, sino que nos juntábamos y veíamos como podíamos tocarla. A partir de ahí empezábamos a buscar todos los matices que a veces hay en una canción, como subirle la velocidad unos cuantos puntos o bajarla haciendo que de repente una canción cobre una vida que en la maqueta tú ya te habías acostumbrado y ahora ves que suena con el grupo. En el anterior partíamos mucho de las maquetas y en este hemos empezado viendo que era lo que le hacía falta.» [Jesús Redondo]

Llegados a este punto habría que hacerse una pregunta: ¿sería esto además una puerta abierta a un sonido difuso y nada homogéneo? Para nada. Siempre el “sonido Secretos“estaba como bandera y punto de referencia. Algo claro que tenían todos.

«Desde el principio Álvaro me dijo que quería que, si era posible, hubiera temas de todos. Así es cada uno presentó las maquetas de lo que habían compuesto. Elegimos las que creímos mejores y que, juntas, armaban un disco balanceado en todos los aspectos. Aunque me respetaron el derecho a ‘la última palabra’, hubo consenso.

El ‘sonido Secretos’ lo tienen incorporado. Suenan de forma natural a ellos mismos y en cuanto canta Álvaro ya no te queda ninguna duda, si la tenías, de que son Los Secretos. Por lo que las canciones, aunque distintas, se ‘secretizaban’ a medida que íbamos armándolas y construyendo los arreglos. Lo que trabajamos fue que cada una tuviera su tempo correcto, su atmósfera, sus propios colores, respetando la canción e intentando no repetirnos en las ideas y los sonidos, con la intención de que luego, todas juntas, fueran un disco entretenido de escuchar entero.» [Carlos Narea]

Y en realidad el tener un productor ha ayudado enormemente a que el grupo transpirara. En anteriores ocasiones no contaron con alguien ajeno al grupo que se encargara de esta labor, pero ahora la ayuda de Narea ha aportado una fluidez muy necesaria.

«La ayuda de Carlos Narea en la coordinación ha sido esencial porque ha sabido cortar y sacrificar partes dando los motivos oportunos. Ayuda mucho y quita tensión porque hacer un disco es como un parto, aunque al igual que con los niños, da mucha satisfacción cuando nace o, en este caso, cuando tienes el disco en la mano. Un proceso creativo en colectividad siempre es complicado. Individualmente también lo es porque me imagino que Miquel Barceló cuando pinta se exige mucho y tirará cosas para volver a hacerlo otra vez. Cuando hay más personas ese proceso es más complicado.» [Ramón Arroyo]

No hay que olvidarse de ‘Lágrimas sin nombre’, la versión adaptada de ‘Nameless faces’, original del dúo compuesto por los hermanos Clayton y Aven Cages, dando así nombre al grupo The Cages. Dicha canción ya se encontraba en la recámara de los primeroa años ochenta. Históricamente en los discos de Los Secretos siempre hay alguna versión, ya sea de un grupo español como Mamá o de Quique González. Una bonita canción que traía muchos recuerdos a Álvaro, por cierto. Adaptar al castellano requiere su tiempo, pero si se hace bien el resultado puede ser muy bello. De hecho la canción original pertenece al único long-play que The Cages sacaron en su vida, titulado “Hometown”, allá por 1992.

«Seguro que se llevarían una bonita sorpresa si vieran que alguien en España ha versionado su canción. Pero sólo sacaron un disco y ni se encuentra en Internet.» [Álvaro Urquijo]

Tal vez pueda parecer -a priori- un disco algo más acústico que los anteriores. Quizá esto sea debido a que las canciones han respirado de otro modo y por esa razón han derivado hacia un sonido claro, pero a la vez más desnudo. Aunque es omnipresente la instrumentación eléctrica, por supuesto, pero ciertos arreglos y la aportación de cada miembro a la composición ha dejado abierta la ventana de las ideas. ¿Ejemplos? ‘Trenes perdidos’ o ‘Buena vida, mejor vino’ adquieren este matiz con las guitarras acústicas en un primer plano y las escobillas en la percusión. Añadir también la steel guitar en ‘Sin aire’, la mandolina de ‘Lágrimas sin nombre’ o el dobro inconfundible formando parte de ‘Buena vida, mejor vino’, de nuevo mentada.

«Sí es cierto que es un trabajo más acústico porque es un disco que no tiene apenas teclados digitales. En esta ocasión probábamos teclados que con un piano funcionaba mucho mejor en el resultado final de las canciones. Creo que hemos aprendido a hacer más silencios, que es algo que con el tiempo cuesta más trabajo.» [Jesús Redondo]

Algo que ha funcionado en “En este mundo raro” y que también se ha visto a lo largo de este artículo explicado por sus protagonistas, es que han hecho lo que les pedía el cuerpo y para ello han trabajado como una familia que se siente respaldada por la experiencia que otorga el tiempo. Cada pieza y cada canción se nutrían del momento idóneo, como una obra de orfebrería se nutre de la paciencia. De esta manera se puede percibir, escuchar y hasta palpar un nuevo disco que enamora de manera brutal.

«No sé si ‘más’ acústico, pero sí es un sonido electro-acústico el que manda. Es lo que nos pedía el cuerpo. Fuimos trabajando canción por canción, no hicimos, como se hace algunas veces, lo de ir grabando instrumento por instrumento (primero las baterías de todos los temas, después los bajos de todos, etc, etc) si no que fuimos canción por canción. Empezábamos a tocarla, todos juntos, a proponer ideas… y cuando sentíamos que ya teníamos el ‘espíritu’, la grabábamos todos juntos, como en vivo, luego corregíamos algunas cosas, agregábamos algunos detalles, grabábamos los solos… la dejábamos prácticamente terminada, a falta de cantarla, y sólo entonces empezábamos a trabajar en la siguiente.» [Carlos Narea]

Por último cabe destacar la maravillosa amalgama que embelesa el corte que cierra este trabajo; ‘Bailando con la luna’. Esta canción ha contado con unos delicados arreglos orquestales muy precisos. Parece que Los Secretos se muestran cómodos cuando se rodean de músicos de cámara. Ya vivieron la experiencia con el directo registrado bajo el artefacto “Con cierto sentido” (DRO, 2003), donde acompañados de ocho violinistas, dos cellos, dos violas y un guitarrista de apoyo dieron rienda suelta a sus mejores éxitos. En el caso de ‘Bailando con la luna’ han contado con un cuarteto de cuerda compuesto por dos violines, un cello y una viola. Además de los arreglos (tanto de cuerda como de trombón) que Jesús ha terminado por perfilar. Todo orquestado bajo la dirección del maestro Jorge Villaescusa, quien ha trabajado con artistas de la talla de Raphael.

«En ‘Bailando con la luna’ quedó un arreglito como de cámara, pequeño pero bonito. Tampoco fue algo buscado, pero cuando ya compuse la música veía que se podía quedar ‘arregladilla’.» [Jesús Redondo]

Para añadirle más sentido, dentro de la gira próxima contarán con La Joven Orquesta de la Universidad de Valladolid. Pero será únicamente en Valladolid (18 de Noviembre en La Cúpula del Milenio) y en Madrid (10 de Diciembre en el Teatro Real). Apuntar también que el 22 de Noviembre en el Teatro Arriaga de Bilbao actuarán con un cuarteto de cuerda. El resto de fechas se puede consultar en la web oficial del grupo.

«Es un contacto que hicimos porque nos apeteció hace años hacer un disco, que fue “Con cierto sentido”, y ya no nos hemos separado de ellos. Es como si conoces algo que te gusta a lo que tenías respeto y no conocías. Yo creo que fue a raíz de contactos de Jesús por otros trabajos que ha hecho con otra gente, porque yo lo reconozco; no soy arreglista, pero Jesús, Ramón y Juanjo sí. Poco a poco hemos ido incluyendo esa faceta que antes era desconocida. Es parte del aprendizaje.» [Álvaro Urquijo]

El envoltorio de todo lo hablado es una portada con un arte diseñado por Rafa Sañudo, donde, entre otras cosas, el grupo es representado en forma de pez.

«Nos encantó. Era una idea nuestra pero pensada por Rafa Sañudo. No queríamos salir en la portada, queríamos que fuera una ilustración bonita con la que la gente no quedara indiferente. Desde luego se ha conseguido sobradamente. Somos peces porque todos venimos del agua.» [Álvaro Urquijo]

En resumen: Los Secretos no fallan con “En este mundo raro”, disco completo y artesanal que ha saciado el anhelo por poder ser envuelto entre arrumacos y abrazos de bellas melodías y letras luminosas… según el estado de cada uno.


Texto: Charly Hernández


Fotos: Marta Pich

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