Siguen con la misma fórmula que les ha puesto como una de las propuestas más interesantes en el hardcore de los últimos años. Consiguen estribillos tan cantables como gritables, en muchos momentos las guitarras están más por el noise que por hardcore-punk old school y tienen desarrollos rítmicos que descolocan con genialidad.
Aumentan los márgenes de sus postulados con temas como ‘Concrete’, que en manos de otra banda serían pop pero que los canadienses enfocan con furia, o ‘Get Dumber’ con Jeff Rosenstock, donde apuestan a doble o nada y ganan expulsando a grito pelado todas las malas vibras. Los aportes a la guitarra de Steve Sladkowski tienen un nivel estratosférico, con apuntes y detalles de gran sensibilidad entre violentos maremotos sónicos.