El Aquasella es un festival hecho por amantes del techno para amantes del techno. Se nota nada más cruzas sus puertas y eso siempre va a ser una garantía de calidad y buen ambiente. De ahí que lleven 18 años atronando la fiesta del Sella que cada año tiene lugar en Arriondas. Porque esa es otra, su enclave es incomparable. Mires donde mires sólo ves verde y la gastronomía local hace que platos como la fabada o el cachopo ya compensen las horas de carretera. De modo que el único contra que uno puede encontrar es el tiempo, porque con el norte ya se sabe. En esta ocasión fuimos afortunados porque el diluvio sólo hizo acto de presencia una vez entrada la madrugada del viernes. No obstante, si hemos visto un festival acondicionado para las inclemencias temporales, ha sido sin duda este. Por lo demás, pudimos vivir sesiones memorables y sobre todo, mucha contundencia.

El festival comenzó muy fuerte con el directo de Planetary Assault Systems. Como era de esperar se centró en sus producciones más modernas, pero supieron secuenciarlas de una manera que afianzaron las percusiones y pusieron a tono hasta al más alpargatado. El éxtasis llegó con la versión con la que Luke Slater nos deleitó de “Gated”. Un calentamiento perfecto para la tralla demencial que inundaría hasta el último rincón del recinto con el infalible blacker del techno, Oscar Mulero. La introducción entró como una avalancha de graves y aunque no fue tan oscuro como en otras ocasiones, lo que le agradecemos dado que la noche no había hecho más que empezar, si hay una palabra que le define es la contundencia. Tiró por la onda atmosférica del Boiler Room y no se mojó especialmente, pero tampoco defraudó a sus fieles seguidores.

Mientras tanto, uno de los atractivos del festival, Vitalic, descargó un live de su especialidad, electro duro y bailongo en la zona más bonita del recinto: el Bosque Encantado. Comenzó con más bajos que altos, pero la última media hora del set fue memorable. Temazo tras temazo que puso aquello patas arriba. No supo cerrarlo todo lo bien que podría haberlo hecho, pero nos hizo bailar hasta la extenuación. Todo lo contrario ocurrió con Ben Sims, que pecó de lineal y aunque efectivo, no aportó gran cosa a la noche. La que sí que sorprendió fue Miss Kittin con su repetorio en la onda de dj’s como Solomun o David August. Mucha melodía y temas bailables que chocaron, para bien, con el techno oscuro e industrial de Blawan. Éste se marcó una sesión soberbia de temas completamente desconocidos por el technófilo medio, salvo excepciones como alguno de Surgeon, en la que destacó una técnica perfecta, solo importunada por la saturación de graves.

A estas alturas de la noche ya habíamos visto lo mejor. Los Zombie Kids hicieron gala de su palerismo habitual, entre el electro house adolescente y el dubstep pachanguero, aderezado con bravuconadas al micro rollo “Qué pasa ey, soy Edgar, Zombie Kids, yo, yo”. En fin, rumbo a Techansia para ver una sesión que quedó aderezada con el toque mágico de la lluvia bailando entre los láseres mientras la multitud agitaba los brazos sin que le importara lo más mínimo pillar una galipandia. El resto bajo las carpas, maldiciendo a Art Department por cancelar sin motivo (fueron sustituidos por Anja Schneider) mientras bailábamos sin mucho ímpetu tanto este set como el de Exium vs. Reeko. Por su parte, David Mallada tiró de sus temas más pisteros hasta que Pepo acabó cerrando con su clásico techno olesculero, vinilos incluidos, pasándoselo en grande a pecho descubierto bajo el sol y contagiando su ímpetu a todos los ciervos madrileños.

El sábado tuvo nombre propio: Paul Kalkbrenner. No esperábamos sorpresas, así que íbamos preparados para vivir uno de sus fantásticos sets que tanto nos hacen vibrar. El comienzo con “Azure” ya nos hizo levitar y desde ese momento, dos horas de melodías evocadoras y graves bailongos. Nos alegramos de que siga sin cansarse de su obra maestra el “Berlin Calling” y volviera a obsequiarnos con sus mejores temas, además de una selección muy fina de su último trabajo. Todo ello mezclado con una técnica justita basada en mezclas sencillas y muchos fades, además de una molesta distorsión que le dio por meter a varios arpegios y que inevitablemente quedaron deslucidos. Supo sacar, eso sí, un sonido perfecto al escenario principal y extraer lo mejor del público en el tramo final compuesto por su popular y veraniego remix de “La Mezcla” de Michel Cleis, el infalible “Sky and Sand” en su deliciosa versión extendida y como bis conciertero “Aaron”, que funciona mejor como intro, pero que aún así acabó por complacernos del todo. Muy mal se le tiene que dar para que con esos temas te salga una mala sesión. Esta, como no, fue la mejor de nuestro verano y la certeza de que, aunque solo hubiera sido por Kalkbrenner, hubiera merecido la pena asistir a este festival. Sólo podemos esperar que, en vista de este ejemplo y el del electro del día anterior, la organización, aún manteniéndose fieles al techno que les caracteriza, decidan apostar cada vez más por la heterogeneidad electrónica.

El siguiente en coger el testigo fue Sven Väth con su repertorio especial de tres horas. También amante del vinilo, comenzó con mucha fuerza y nos regaló un primer tramo de sesión brillante que poco a poco se fue endureciendo, pero siempre salpicada de temas destacados. Por su parte Paco Osuna y Umek apenas brillaron y pecaron de monotonía y linealidad. Más de lo mismo en el Bosque Encantado con dj’s como Jorge Bayón o Raúl Pacheco, de modo que la mayor hilaridad pudimos encontrarla en la carpa en la que se concentraron todos los amantes del hard techno y el schranz más asilvestrado. La cosa empezó fuerte con Fátima Hajji y su orgía de bpms, pero terminó desmadrándose a lo bestia con Dj Lukas, Daniela Haverbeck y Pet Duo. Parecía una competición de a ver cual podía ser más cafre que el anterior, poniendo esos temas pasados de vueltas que tanto se asemejan a las dulces melodías que pueden producir las aspas de un helicóptero. No apto para todos los oídos y metabolismos, desde luego, pero entre el paseo que iba del chiringuito de información sobre drogas a la atracción de coches de choque incluida dentro del recinto, resultaba muy gracioso ver a la gente agitándose al ritmo del groove frenético. De este modo nos despedimos del Aquasella 2014 jurando volver pronto. El año que viene, por ejemplo.


Texto: Javi JB
Fotos: Marti Pérez & Aquasella

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