En esta crónica del Musicland voy a procurar ceñirme al aspecto musical. De modo que no hablaré del barrizal sobre el que se dispuso el recinto, ni de la alfombra de plástico que convirtió la pista de baile en una piscina. Tampoco lo haré de la masificación que tuvo lugar el sábado, como consecuencia promociones tan espontáneas como el descuento del 50% en la víspera del comienzo del festival, el 2×1 en las entradas compradas previamente, como consecuencia de la negativa reacción del público ante esta iniciativa, o directamente el reparto de entradas gratis en Ciudad Universitaria como si fueran flyers. Supongo que el canguelo surgido en la organización, a raíz de una venta de entradas más pobre de lo esperado, hizo que quisieran aprovechar a toda costa el tirón de las barras. Pero bueno, no haré sangre de esto, ni tampoco del desbarajuste de horarios que hizo que muchos artistas no pudieran ni subirse al escenario, ni tampoco diré nada del silencio de la organización, que a día de hoy sigue sin abrir la boca y al community manager parece que se lo ha tragado la tierra. En fin, no lo he conseguido del todo, pero ahora sí que voy a hablar sólo de la música, que es al fin y al cabo lo que nos llevó a Vallecas los pasados 27 y 28 de abril.

Hacer un festival al aire libre en mitad del puente puede que no fuera la decisión más acertada. Bañado por agua y con mucha gente de viaje, la ecléctica jornada en la Ciudad Deportiva Rayo Vallecano comenzó a trompicones. La organización decidió retrasar la apertura de puertas debido a la fuerte lluvia y eso provocó que, tanto en el escenario de hip hop como en el de indie, la mitad del cartel fuera cancelado. De modo que en el escenario Musicland, ni Estrella Polar, ni Los Planetas dj set, ni Eladio y los Seres Queridos, pudieron encontrarse con su público, así que finalmente ese escenario sólo fue pisado por Vetusta Morla y El Columpio Asesino. Mientras tanto, el escenario Ambar también se quedó al 50%, actuando finalmente Falsalarma, DuoKie, SFDK y Violadores del Verso, y dejando con cara de tontos a Guanteblanco, Agorazein y Juaninacka. Pero bueno, ahí estaban los catalanes Titó y El Santo, o lo que es lo mismo, Falsalarma, para repartir estopa y prender la mecha con “Dramática”, el tema que titula su último trabajo. A pesar de la demora, la asistencia aún era pobre, y la desmesurada separación del público entre Premium y General, desde luego no ayudaba a dar cohesión al conjunto. Pero bueno, Falsalarma a lo suyo, y junto a colaboraciones como la de Kultama, cayeron temas como “Vete a casa”, “La voz de ya” y “Full time”, los más coreados, u otros más novedosos del estilo de “Ahí fuera” o “Sudores y lágrimas”.

La carpa de new beats, la única que respetó vagamente los horarios previstos, deleitó al sector más ravero con las actuaciones de Gomad and Monster, Foreign Beggars y el dj set del hype del drum & bass más moderno, Pendulum. Mientras tanto, en el Ambar, Duo Kie descargaron su acidez habitual gracias a temas como “Pon una cifra” o “Yeah!” y para acabar, un literal baño de masas rebozándose con el público. Aunque aquello se llenó de verdad cuando subieron a las tablas SFDK para demostrar que siguen siendo unos grandes del hip hop patrio. Con un Zatu pletórico, danzando de un lado a otro del escenario, facturó con precisión canciones como “Pruébalo” o “S.E.V.I.L.L.A” aunque, una vez más, las más coreadas fueron “Dónde está Wifly?” y “El liricista en el tejado”.

El broche del viernes lo puso la gran cabeza del Musicland, que no podía ser otra que Violadores del Verso. La banda más grande, más en forma y más exitosa del rap en español está de vuelta. Tras su escisión en los tres proyectos en solitario de sus componentes, Sho Hai, Kase O y su Jazz Magnetism y Lírico, que aún no ha sacado LP pero está a punto de hacerlo, todo parecía indicar que tardaríamos en volver a verles juntos interpretando los clásicos de Doble V. No podemos alegrarnos más de que finalmente no haya sido así, de hecho, volveremos a verles muy pronto en el Monegros Desert Festival. El caso es que se me vienen muchos adjetivos a la cabeza para describir este concierto y van desde épico a magistral. Porque todo en él fue perfecto, desde el impoluto sonido del escenario Ambar, a la actitud, al set list, a su agresividad imparable. El protagonismo bailó de una figura a otra del trío, sobradamente arropados por R de Rumba a los platos. Mientras que Lírico se balanceó con su calma y sobriedad, Hate nos bañó con fuego cual dragón, y cerveza en mano, aunque una vez más, el señor Javier Ibarra, único, un icono del puto rap, como él exclama, volvió a demostrar que no hay nadie que le haga sombra en este país. Le pese a quien le pese, que supongo que serán todos los que están a la cola. Incidieron especialmente en su última referencia, Vivir para contarlo, con la que le da nombre, “Haciendo lo nuestro”, la buenrollista “Cantando” y la impresionante “Zombis” con Sho Hai obsequiándonos con uno de climax del recital, como principales perlas. Y por supuesto también todos los hits que estábamos esperando a corear, desde “Balantains”, a “Marrones”, “Sólo quedar consuelo”, “Máximo Exponente”, “La Ciudad Nunca Duerme” o “El Rey de las Cantinas”. Echamos de menos alguna colaboración, pero ellos sólo se bastaron y se sobraron para hacer que, aunque sólo fuera por su concierto, mereciera la pena calarse hasta los huesos.

El sábado volvió a amanecer lluvioso, pero aún había ganas de festival, así que nada, camino de Vallecas a rebozarnos con deleite porcino en el Woodstock particular del Rayo. Abrió nuestra veda particular el esloveno Umek, con su último trabajo Out Of Play como principal artillería. Techno-house lleno de sutiles armonías que fue in crescendo hasta pasar el testigo al bueno de Carl Cox. Es evidente que ya no goza del prestigio de hace una década, pero aún tiene mucho que ofrecer, aunque sea más de lo mismo (comenzó con la trillada, aunque efectiva, “Sunshine” de Thomas vs Filterheadz, para que nos hagamos una idea). Pero la sesión fue evolucionando con un potencial sorprendente, un ritmo frenético que por arte de magia disipó las nubes y atrajo los primeros rayos de sol de la jornada. “Carl Cox brings your sunshine” se podía leer en las pantallas y el público extasiado, agitando al viento su cabello empapado y coreando cada beat. Como era de esperar por los motivos que comentábamos al principio, todo el recinto a esas horas tan tempraneras ya estaba absolutamente desbordado, pero daba igual, había que disfrutar de la fiesta, que es a eso a lo que fuimos.

Si hay algo que decir en su favor es la correcta distribución de las barras, así como el recinto de prensa, además del magnífico sonido del escenario Ambar. Pero había que gozar también de las propuestas de la carpa y el escenario más alejado, así que llegó la hora de sumergirse en el barro. Technasia desplegó su contundente fusión de techno oscuro con pinceladas melódicas aplicadas a producciones de gente como Matt Sanders o Audion. Por su parte, John Digweed se adaptó a la línea marcada por sus predecesores, marcándose una sesión de progressive technofílico de calidad desbordante, como siempre hace cuando se pone a cabalgar sobre los platos. El dj set de Simian Mobile Disco fue fiel a su estilo electrorockero, ideal para chapotear en los charcos, aunque a esas horas lo que realmente nos apetecía era un poco de Booka Shade. Y no fuimos los únicos, porque en la carpa no cabía ni un alma más. Buena sesión de techno-house berlinés, aunque apenas salpicada por clásicos, pero sí con algún tema nuevo, como el fantástico “Regenerate”. También nos deleitaron con un remix de “Time” de Pachanga Boys, que desgraciadamente no supieron hacerlo evolucionar. De todos modos, un set más que correcto.

Llegada la hora de uno de los grandes atractivos del cartel, 2many dj’s, llegó el momento de la asfixia, pues nadie quiso perdérselo. A la espera de su nuevo live, este año se encuentran girando en formato dj set, que siempre suele ser más “sobrio” y orientado a su facción más techno. No obstante, supieron dar a las masas lo que querían y salpicaron una sesión predominantemente electro de remixes y mashups. Muy divertidos, como siempre, aunque excesivamente previsibles. Que a estas alturas del partido sigan tirando de remixes como el de “Kids” de MGMT es un poco cansino, francamente. Pero bueno, de ahí zumbando a la principal para acabar de quemar las fuerzas con los colgados de Bloody Beetroots. También en formato dj set llegamos al Ambar en el momento en el que sonaban las primeras notas de su remix ravero de “New Noise” de los recién reunidos Refused. Con una sesión de electro palero, agresivo, festivo y sin concesiones, se desató la locura y todo el público se liberó en una orgía de coros, saltos, pogos y diversión. Posiblemente los italianos facturaron la sesión con menos calidad de todo el festival, y aún así salieron a hombros como los responsables de los mejores momentos de toda la noche. Teníamos ganas de parranda, qué le vamos a hacer. El broche final lo puso Dubfire con una clase envidiable. Sin luces, sino tan sólo las pantallas de leds a sus espaldas, facturó una sesión de deep house minimalista que en verdad lograba atraparte. Puede que no fuera la hora ni el cierre idóneo del Musicland, pero desde luego no puede decirse que no fuera bueno.

Y con él de fondo nos fuimos alejando de la ciudad del Rayo, sacudiéndonos el barro y pensando con optimismo que no había estado tan mal, después de todo. Un desastre a muchos niveles, sí, pero la diversión estuvo latente. De modo que no creo que haya que condenar ni al festival, ni a la organización, sino tan sólo confiar, ingenuamente quizás, que esta primera edición fue una toma de contacto, una prueba de fuego para que la segunda edición, si es que la hay, sea perfecta. De ser así, hasta el año que viene.


Texto: Javi JB

Fotos: Miguel Vara
javijb

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  • Gran resumen de lo que pasó. Acabé de barro hasta las bragas. Los mejores doble V!!!!

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