Entrevista a Ricardo Vicente: “Ver en la CNN las cosas horribles que ocurren en tu país produce un pudor para el que no estamos preparados”

Es el profesor de Filosofía que te habría gustado tener, un músico humilde y un escritor hermético que sueña con esconderse en una cabaña y marcarse un Salinger. Y ahora también es locutor ocasional en la radio estatal. El resto de profesiones posibles se las imagina en historias que se convierten en canciones, con escenarios y personajes o bien sacados de la Historia o bien salidos de su imaginación infinita. Hablamos de Ricardo Vicente, nombre habitual en el circuito independiente (Tachenko, La Costa Brava, Francisco Nixon) que no empezó a brillar con luz propia hasta que en 2013 se lanzó en solitario con ¿Qué haces tan lejos de casa? En su segundo largo, Hotel Florida (publicado el 23 de octubre), la realidad más cruda y lamentablemente actual sirve de telón de fondo; el disco toma su título del desaparecido hotel de la Plaza de Callao de Madrid donde se hospedaron los grandes corresponsales durante la Guerra Civil. Nos reunimos con el zaragozano para hablar sobre obsesiones, fetiches, planes que funcionan y los que ninguna LOE le va a arrebatar.

Después de ¿Qué haces tan lejos de casa? llega Hotel Florida. ¿Sigues muy lejos de casa o es este hotel tu nuevo hogar?

El concepto de Hotel Florida versa sobre una de mis obsesiones, la de creer que escribir sobre algo tiene que estar fundado sobre algo brutal o verdaderamente real, y la guerra es el fenómeno más cíclico de la historia. Nunca ha habido un mundo en paz. Como idea atractiva para un escritor, la idea de un hotel donde escribir historias brutales es algo que desde muy jovencito me apasionó. Pero el Hotel Florida puede estar al lado de casa, como es el caso, y es cuando más triste es. A todos nos gustaría ser un corresponsal, pero el que va al Tercer Mundo y sabe que puede volver a su Primer Mundo. El problema está cuando el Hotel Florida está en la Plaza de Callao y es tu mundo el que se está despedazando. En la película del mismo título de Hemingway, cuando cuentan cosas de la Guerra Civil sientes un pudor total, porque son todos paletos. Un país no se mete en una guerra civil a no ser que la falta de educación les pueda convencer de que su hermano es su enemigo. El pudor de ver en la CNN las cosas horribles que ocurren en tu país es un pudor para el que no estamos preparados. No es estar lejos de casa, sino que el Hotel Florida, el conflicto, está en tu casa.

Y en este hotel se desarrollan tus historias.

Otro de mis fetiches es el miedo a ser un hombre mantenido, y la idea del disco es la de un escritor que vive de su chica, otra mantenida, y es como un triángulo amoroso. Les une la adicción pero los dos son unos mantenidos. La historia de la pareja de adictos en la que ella es prostituta es un cliché, pero es horrible pensarlo. Sin embargo, él cree que le va a devolver toda esa gratitud siendo un gran escritor, siendo un corresponsal que cuenta lo que se supone que es la verdad. Es un error detrás de otro y se acaba convirtiendo en una trampa (haciendo referencia a uno de los temas, “Trampa 22“).

¿Con qué huéspedes te gustaría encontrarte en este hotel?

Para mí es un hotel en el que no tengo contacto con los huéspedes, es el refugio del escritor. Para mí la idea de escritor irrealizable actualmente es la del escritor al estilo Salinger en la que te puedes ir a una cabaña y nadie te va a molestar. La única vía que veo es tener ese reducto de hermetismo que te puede dar la habitación de un hotel. Nadie puede ser un escritor o un músico y no contar con el mundo para trabajar, pero no quiero perder mi obsesión por tener mi lugar privado.

Superado el miedo o la incertidumbre del primer disco, has afrontado este sobre todo con ganas de tenernos al tanto de todos tus avances. ¿Cómo has vivido este proceso al compartirlo por las redes?

Cuento con un equipo de trabajo que me ayuda en esa labor, porque yo soy complicado para estas cosas, pero era vital. Me hace muchísima ilusión que la gente vea el proceso, pero soy muy hermético. Es la maravilla de que la gente con la que trabajas te entienda y sepa sacarte fuera.

¿Qué es lo más importante que has descubierto en esta segunda aventura?

Cuando uno se embarca en cuestiones nuevas, como pasó con el anterior, la incertidumbre gana sobre el horizonte. En esta segunda entrega creo que he ganado una línea de trabajo y una perspectiva que me da muchísima seguridad. Nadie puede decir que cuando hace algo tiene la seguridad al 100%, porque si entras en el proceso de la seguridad creo que vas a empezar con la del aburrimiento, a nivel artístico. En este caso he ganado un horizonte, unos planes y una emoción por tenerlos

Ha habido varios cambios, uno importante es que editas álbum con Cydonia, sello de Ramón Rodríguez (The New Raemon).

He tenido mucha suerte en mi carrera por la gente con la que he interactuado, pues siempre me han ofrecido un respeto. Pero Ramón es un tipo muy optimista y desde el primer momento quiso que yo estuviera un poco más arriba de donde estaba. Cuando estaba componiendo las canciones hablé con él y directamente me dijo que tenía que estar ahí. Lo que más valoro de toda esta relación es que Ramón siempre me ha querido un paso más allá, y eso es un ímpetu favorable.

Otro cambio: llama la atención que empiece tu disco y no se te oiga a ti, sino a una voz femenina, la de Zahara. ¿Está hecho a propósito? ¿Cómo surgió esta colaboración?

Sí, porque el guión de la historia mandaba, y a veces los planes funcionan. Y he tenido la suerte de trabajar con Zahara, que es la mejor intérprete en castellano que yo conozco. En verano fui de viaje por el sur y a mitad de camino surgió el proyecto. El viaje generó movimiento, y cuando hay movimiento las cosas salen. Es algo que no había hecho en la vida, y si no hubiera sido con ella, no lo habría hecho con otro. Desde que la toqué para la radio en el Puerto de Santa María ha habido una evolución interpretativa y emocional del tema, y se lo agradezco mucho. Estoy muy contento con el resultado.

Además, se trata de la canción que te faltaba y que fuiste a buscar yendo de viaje en moto unos días, “Belleza y Miedo“, que abre un círculo que se cierra con “Belleza y Tiempo“.

Efectivamente, la primera y la última son la misma pero desdoblada, hablan de lo mismo, del viaje, y tienen notas parecidas, pero una abre y la otra cierra, porque las cosas empiezan y acaban. Es una obsesión, o un trabajo mío, el querer hacer los discos así.

En ¿Qué haces tan lejos de casa? estaba claro que las canciones venían de lo que habías vivido con Fran y Ramón de gira con El Problema de los Tres Cuerpos. En estos temas parece que pesa más la imaginación.

El anterior era una especie de disco sobre un fenómeno documental, pero con una ficción brutal, aunque el soporte era real porque había nombres y apellidos constantemente. Aquí me interesaba más trabajar ideas más profundas y no personificadas. Hay una trama de ficción, pero habla de mis demonios exactamente igual.

Y los animales, que siempre aparecen en tus canciones, tienen menos protagonismo, si bien no faltan las referencias culturales (el libro Catch 22) y personajes interesantes como el general Roméo Dallaire.

Es lo que más me gusta de escribir, generar más contenido. Sí, a Dallaire le tocó una misión de 3.000 cascos azules en Ruanda durante el genocidio de 1994 y lo único que pudo hacer fue ver cómo los periodistas hacían fotos sobre ello, y contaba que cuando volvió a Canadá se hizo alcohólico, claro, porque el dolor de matarse lentamente era mucho menos que el dolor de recordar lo que había dejado que pasara. Es una figura fundamental para entender por qué la gente va a la guerra.

Hablando de tus nuevas composiciones, estrenaste un par de ellas en septiembre, cuando acompañaste a The New Raemon en su actuación de Madrid. ¿Cómo las sentiste?

Tocar con Ramón es como estar en familia, a pesar de que la sala estaba hasta arriba. La sensación fue de que las canciones están bien armadas y que van a funcionar, pero creo que este disco ya necesita una banda para defender todo el cargamento, y ese es uno de los objetivos de la próxima gira. Me gustaría tocar bastantes canciones de este disco, y están producidas de manera que se puedan defender en directo.

Este curso te has embarcado en una nueva aventura, ofreciendo píldoras filosóficas en la radio (la sección ‘Filosofía Barata y Zapatos de Goma’ en el programa Hoy Empieza Todo de Radio 3). ¿A quién se le ocurrió la idea? ¿Cómo está resultando la experiencia?

Después de hacer el programa sobre el viaje en verano, que fue muy divertido y estuve muy cómodo, y eso no es tan fácil, me propusieron colaborar y que le diera una vuelta a la idea. En principio me preocupaba que por la mañana no se puede dar el coñazo, hay que hacer algo dinámico, con esas píldoras como dices y jugando con las canciones. Yo estoy muy contento con la idea y con lo que creo que puedo hacer.

Como profesor de Filosofía, no estarás muy contento con que desaparezca la asignatura en 2º Bachillerato…
Hay que estar pendiente, aunque yo intento no vivir pendiente de BOEs y leyes porque ya tengo muchas vidas, pero la verdad es que desaparece bastante del currículum. Sin embargo, yo no voy a dar otra cosa que no sea Filosofía, voy a hablar de lo que sé y no voy a vender cosas que no sé, porque pierdes el encanto. Me parece un desastre a nivel currículum, pero vamos a ver cómo quedan las cosas.

¿Qué sentiste al inaugurar el jardín de Sergio Algora?

Es un tema complicado, porque hay capítulos de la vida que son imposibles de cerrar. Me pareció una cosa muy extraña ver el nombre de uno de mis mejores amigos en un jardín de Zaragoza, me impresionó más de lo que pensaba. Fue una cosa chula, comedida y pequeña, ninguno quería un evento muy folclórico. La gente siempre dice que si le habría gustado o no… Eso me pone más de los nervios, aunque yo siempre he pensado que le habría gustado poner su nombre a alguna estación de tren escondida. Me parece que está muy bien, y, para que lo tenga otro, prefiero que lo tenga él.

¿Estás contento con tu decisión de lanzarte en solitario?

A mí lo de estar contento no me dura todo el día (risas). Estoy mucho más seguro y creo que fue una buena decisión. Se me abre un horizonte que antes no tenía y estoy muy convencido de que he hecho bien, a nivel personal. Luego te pueden pasar muchas cosas y puede pasar un tiempo en el que no quieres sacar nada de lo que estás haciendo. Te puede invadir la incertidumbre, pero esta solo se combate con un horizonte de trabajo, y el anterior disco me la dio. Estoy contento. Un rato.

Ricardo Vicente ha anunciado las primeras fechas de su próxima gira, las cuales puedes consultar a continuación:

20 de noviembre – Las Armas, Zaragoza
23 de enero – El Veintiuno, Huesca
28 de enero – Festival Microsonidos, Murcia
19 de febrero – El Sol, Madrid


Texto: Beatriz H. Viloria Fotos: Nahúm García

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