Entrevista a Sergio Guillén y Andrés Puente (autores del libro Glam Rock)

“Puede sonar a tópico, pero escribimos los libros que nos gustaría que existieran.”

El año pasado se presentaba el libro Glam Rock. Sexo, Purpurina y Lápiz de Labios, una obra que versa sobre dicho género musical y que analiza desde los inicios del movimiento hasta su transformación en las últimas décadas. Hablamos con sus autores, Sergio Guillén y Andrés Puente. Un periodista que igualmente es técnico de marketing y un biólogo; dos críticos musicales netamente melómanos y coleccionistas empedernidos.

Para empezar una pregunta obvia pero muy útil para todos aquellos que se sumergen por primera vez en el género que tratáis en vuestra última obra de estudio. ¿Cómo definiríais el glam rock?

Sergio: Te diré la manera en la que no lo definiría. Comúnmente se considera que es rock intrascendente en el que los músicos que lo ejecutan tienen que ir pintados como puertas, y es un craso error. El movimiento que junta la palabra glamour con la catalogación musical rock mantiene unos estatutos que van más allá del disfraz, el cual realmente usan para evadirse de lo triste, de lo gris, para llamar la atención hacia un mundo de libertad y hedonismo. Es un cambio generacional que pierde el interés por lo político, por la comuna social y el pensamiento de grupo, dando más valor al ser uno mismo, al comprenderse, al aceptarse y al buscar un lugar lejos de pensamientos demodé. Igualmente pretenden regresar al rock and roll primigenio, a la esencia divertida de los años 50, con canciones más cortas, más rápidas y directas. Algo por lo que casi ninguna banda de rock de los 70 apostaba, al menos hasta que se recuperó dicha idea en la segunda mitad de la década por las primeras formaciones de punk norteamericano.

Andrés: Aunque actualmente se engloban apuestas de diferente calado en esta etiqueta, el glam rock es para mí, más que un estilo musical estanco, una actitud. Significa diversión, inmediatez, perder la vergüenza y disfrutar del momento. Eso no quiere decir que no se puedan extraer características musicales comunes en las bandas que se encuadran dentro del movimiento glam, aunque como explicamos en nuestro libro éste es un tronco común del que salen muchas ramas donde cada oyente puede encontrar las que más se ajusten a sus gustos e intereses. Personalmente veo también un paralelismo en cuanto al fenómeno de acción-reacción entre la psicodelia y el glam rock y el posterior entre el rock progresivo y el punk. Son como dos ciclos paralelos que se suceden en cuestión de diez años.

Ya decía antes que estamos frente a vuestra última obra, pues desde 2006 habéis escrito y publicado con diversas editoras nacionales cinco libros más.

Sergio: Cierto, Glam Rock. Sexo, Purpurina y Lápiz de Labios es la sexta. Hasta el momento hemos procurado no repetirnos a excepción de nuestra obra enciclopédica Radiografía del Rock Experimental. De dicho trabajo terminamos escribiendo una segunda parte para tratar sobre gran cantidad de bandas que se habían quedado fuera. Es un trabajo que, juntando los dos tomos, posee unas mil páginas de contenidos compilando las carreras de diferentes proyectos y artistas que han caminado o frecuentado con asiduidad movimientos como el rock progresivo, el metal experimental, el art rock, la new age, el krautrock, el space rock o el folk progresivo, por citarte algunas catalogaciones estilísticas que tomamos en cuenta para este trabajo.

Andrés: Como comenta Sergio, nuestra intención es tratar de ofrecer un amplio espectro temático en nuestras obras. Como lectores y melómanos, nos aburre y decepciona ver cómo las editoriales se empeñan en repetir una y otra vez los mismos argumentos, así que nosotros intentamos embarcarnos en proyectos lo más originales posibles. Puede sonar a tópico, pero escribimos los libros que nos gustaría que existieran. Así, publicamos trabajos como El Mundo Secreto de las Canciones (donde contamos curiosidades sobre cientos de canciones clasificadas por temáticas), Psicodelia Americana. El Sonido de la Contracultura (el título lo dice todo) y estamos muy próximos a ver editado Discos Para Inquietos. Obras Discográficas Para Melómanos Empedernidos, con casi 400 páginas de reseñas de discos sobresalientes relativamente desconocidos de todos los estilos y épocas, desde los 50 hasta ahora. Además, sacamos a la venta también hace unos años 80 Películas de los 80. Una Lectura Ácida, nuestra única incursión hasta el momento en el mundo del cine. Actualmente nos encontramos en pleno proceso de creación de nuestro segundo libro centrado en el celuloide. Como se puede ver, las ideas y la ilusión no nos faltan y tenemos cuerda para rato.

Glam Rock. Sexo, Purpurina y Lápiz de Labios no es un libro al uso en cuanto al estudio de un movimiento o corriente musical. Tras un espacio al que ponéis por título “No se vaya todavía, aún hay más”, aparecen varios capítulos extra que plantean una fractura en la estructura del resto de la obra.

Sergio: “No se vaya todavía, aún hay más” es realmente un capítulo en el que compilar un buen número de bandas que, o tienen un calado menor o pasaron de refilón por la corriente glam. A partir de ahí se abre un cajón de sastre de diversos capítulos que lo mismo versan sobre hechos curiosos acaecidos en las vidas de los astros glam o frases de canciones que se han convertido en icónicas dentro del género.

Andrés: Como siempre nos gusta meter algún toque humorístico decidimos incluir un capítulo titulado “Momentos glamourosos… dentro y fuera del glam rock” donde recopilamos instantáneas entre curiosas y graciosas que definen de alguna manera lo que es la actitud glam para nosotros. Los tres últimos apartados están dedicados a reseñar discos que consideramos fundamentales dentro del género (algo así como una guía de iniciación al movimiento musical), películas que son la traslación a imágenes del mismo y un curioso capítulo final comentando diversas versiones de canciones clásicas del glam rock por artistas de lo más variopinto. A mi modo de ver, este tipo de extras son los que dan el toque final a un libro, la guinda del pastel.

Si tuvierais que escoger sólo una canción para mostrar a alguien qué es el glam rock, ¿cuál elegiríais y por qué?

Andrés: Posiblemente elegiría ‘Jeepster’ de los T. Rex del gran Marc Bolan. Una canción que es puro ritmo, diversión directa al corazón, con melodías irresistibles y un Bolan en la cúspide de su carisma. En realidad todo el disco que lo contiene, Electric Warrior (1971), es canela en rama, pero este tema tiene algo especial. Por algo lo seleccionó Quentin Tarantino para sonar en una de las escenas más memorables de Death Proof.

Sergio: Me quedo con ‘Blockbuster!’ de Sweet. Esta canción les recoge en su etapa más glammy, con un sonido que desde entonces se haría característico en la banda. La canción la compusieron para el cuarteto los creadores Nicky Chinn y Mike Chapman, los grandes hacedores de éxitos para muchas bandas de pop y rock de su generación. El tema lo tiene todo: la entonación del cantante Brian Connolly a lo largo de toda la tonada mientras habla de un auténtico ligón callejero, la segunda voz realizada por el bajista Steve Priest gritando totalmente sobreactuado y delirante aquello de «no tenemos una pista, ¿qué se puede hacer?» o la sirena que avisaba en la Segunda Guerra Mundial de los bombardeos aéreos, y que aquí abre la canción. Es el todo. Además, esta agrupación juntaba la estética con un tremendo talento como instrumentistas; destacando Mick Tucker, considerado como uno de los mejores bateristas de la escena glam rock.

Y si de un disco en directo que capture la esencia del glam se trata, ¿cuál recomendaríais a alguien que esté interesado en iniciarse en el género?

Andrés: Aunque es un disco editado en 1979, cuando el glam rock ya no era ni mucho menos una tendencia, yo elegiría Live Killers de Queen. Más de cien minutos del cuarteto británico sobre las tablas y en su mejor momento, o al menos en mi etapa preferida de la banda. Ahí podemos disfrutar de himnos glam como ‘Killer Queen’, ‘Don’t Stop Me Now’, ‘Keep Yourself Alive’ o ‘Sheer Heart Attack’ con Mercury, May, Taylor y Deacon metiendo caña de la buena. Muchos hablan del Made In Japan de Deep Purple como el mejor disco en directo de la historia, pero Live Killers desde mi punto de vista supone una durísima competencia.

Sergio: Estoy totalmente de acuerdo con Andrés, aunque para ofrecer la visión norteamericana escojo el doble álbum Alive! (1975) del cuarteto Kiss. Todavía contando con ciertos retoques en estudio y otras trampas de grabación, que en algunos casos se sucederían en su segundo directo oficial Alive II, estamos ante un disco supremo, indispensable. Una banda encantada de ganarse la vida haciendo rock and roll divertido y muy sexual. Además Kiss tiene el extra de todo el universo que trae detrás, y no me refiero al interminable merchandising únicamente. Hablo de la historia que hay tras la creación del combo, el paso de Wicked Lester a Kiss, las vidas de sus miembros y la concepción de un concierto cual espectáculo inimaginable y lleno de sorpresas.

Con este libro no sólo se puede tener extensa información sobre artistas o bandas ya reconocidas, también hay espacio para sorprenderse con extraños hallazgos que no pasaron el veto de las modas o que simplemente se los tragaron las arenas del tiempo. Descubridme dos de esos nombres que engulló el olvido y que merecen su sitio en las colecciones de todo melómano que se precie.

Sergio: Sin lugar a dudas me quedo con el norteamericano Jobriath. Un cantante desconocido para la gran mayoría de oyentes actuales y que en los años 70 algunos le resumían como un émulo del alter ego de David Bowie Ziggy Stardust. Pero Jobriath era mucho más. Bruce Wayne Campbell, que resultaba el nombre de pila de esta estrella, se había bregado en el mundo de los musicales y terminaría publicando dos obras fundamentales del glam rock: Jobriath (1973) y Creatures Of The Street (1974). Fue un vocal comprometido y valiente que jamás ocultó su homosexualidad, hecho que le acarreó serios problemas que darían al traste con su carrera. En 1983 fallecía a manos del SIDA.

Andrés: A mí me gustaría destacar una banda como Sparks, que básicamente es un dúo estadounidense formado por los hermanos Ron y Russell Mael. Para mí son unos grandes desconocidos que tuvieron una etapa glam absolutamente rompedora y original y que a día de hoy siguen ofreciendo una variedad estilística increíble, siempre con un sentido del humor admirable. De su etapa glam destacaría los sensacionales Kimono My House y Propaganda (ambos de 1974) y el también genial Big Beat de 1976 y con portada del afamado fotógrafo Richard Avedon.

¿Existe actualmente algún grupo que represente con fidelidad la esencia glam rock?

Sergio: A mí me gustan sobremanera las ideas que tienen los miembros del conjunto The Ark –no confundir con la banda noruega de metal progresivo en la que militó Jorn Lande–. Este proyecto sueco lleva ya sus buenos veinte años de carrera, aunque no comenzaron a editar en oficialidad obras de larga duración hasta 2000. Su sonido podría catalogarse entre una mezcla de Suede con el David Bowie más glam. Tienen cinco álbumes de estudio que son difíciles de conseguir en nuestro país, trabajos de los que destaco In Lust We Trust (2002) y State Of The Ark (2004). La pena es que parecen estar a las puertas de su disolución.

Andrés: Dentro de la escena nacional me gustaría mencionar un grupo como Las Cerdas, que publicaron recientemente un álbum titulado Dancin’ En España de lo más recomendable. Sus actuaciones en directo son dignas de ver, con una puesta en escena con ciertas similitudes con lo que hacía en tiempos la Orquesta Mondragón y unas canciones realmente potentes como ‘El Rey De La Farmacia‘ o la propia ‘Dancin’ (Mira Que Soy Zorra ’70)‘. ¡Incluso se atreven a versionar a Donna Summer!

A vuestro modo de ver, ¿qué DVD no puede faltar en toda colección glam que se precie?

Andrés: Se trata de una difícil elección, pero por citar uno que me parece esencial diría el DVD en el que Alice Cooper interpreta sobre las tablas su mítico LP Welcome To My Nightmare. Además es muy representativo de que que llegó a significar una tendencia como el shock rock, esa mezcla de concierto y teatrillo de los horrores de la que Arthur Brown fue pionero y Alice Cooper uno de sus practicantes más destacados.

Sergio: No dejéis de comprar la primera de las ediciones de Kissology, la que compila lo mejor de los directos y las apariciones televisivas de Kiss de 1974 a 1977. Es una joya. Aun así, me permito la licencia de dar el salto al séptimo arte en su vía más relacionada con el mundo glam. Aquí habría que poner en el podio de vencedora a la filmación The Rocky Horror Picture Show, pues es al rock con glamour lo que el kétchup a la hamburguesa.

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