Añaden toques electrónicos a su fórmula siempre resultona y que, en cada trabajo, nos deja varias canciones que ya se quedan con nosotros para siempre. En este caso la dolorosa ‘Debería estar brillando’ y la rendición de ‘Que seas feliz’. Por la temática de las letras intuimos que no han sido unos tiempos fáciles para Alberto Jiménez. Esperamos que -como dijo Robe- el poder del arte le haya ayudado.
Texto: Rafael Mozún