Yes – La Riviera – 04/11/2011

Para 1972 la agrupación británica Yes había grabado algunas de las obras claves de su carrera, al igual que algunos de los LPs fundamentales dentro de los géneros sinfónico y progresivo. El baterista Bill Brufford subrayó con sus baquetas, con su toque tan especial y evolutivo, la base rítmica de unas canciones siempre cambiantes pero trufadas con unos textos que no dejaban de emanar melodiosos desde la boca de Jon Anderson. Aquellos primeros años habían visto la entrada en el combo del guitarrista ex Tomorrow Steve Howe, instrumentista que pasaría a ser pieza destacada en el quinteto gracias a su trabajo con todo tipo de guitarras; también llegaría durante los iniciáticos cuatro años la militancia de Rick Wakeman, ex The Strawbs y pronto ensalzado cual mago de las teclas.

Ahora demos un salto en el tiempo hasta 1980. Yes publica un disco de larga duración, Drama, en el que se presentan nuevas caras entre las filas del proyecto: los The Buggles Trevor Horn y Geoff Downes son ahora miembros de la casa positiva, tomando así los puestos de un Anderson y Wakeman que partían peras con Yes por diferencias en ideas creativas y asuntos de finanzas. Alan White vigilaba tras los parches desde Tales From Topographic Oceans (1973). Se anudaba entonces un lazo creativo que les separaba del anterior trabajo Tormato, merecedor por la prensa especializada de críticas más bien frías y poco alentadoras, y les unía con la forma de entender la new wave experimental de los padres de ‘Video Killed The Radio Star’. En un vuelo más de varias décadas aterrizamos en Fly From Here, el CD de 2011 en el que los británicos vuelven a encontrarse con Downes y Horn –aunque Trevor sólo se centrará en las labores de producción y composición, más alguna colaboración de estudio en los coros y las teclas–, a la par que reclutan a Benoît David –miembro de los progresivos canadienses Mystery– para que agarre el micrófono que por segunda vez en la carrera de la banda dejaba sobre la tarima Jon Anderson.

Esto nos lleva a su gira presentación del álbum y, más en concreto, al concierto que ofrecieron en la madrileña sala La Riviera. Un espectáculo que se abrió con aquel ‘Yours Is No Disgrace’ que iniciaba igualmente el vinilo de 1971 The Yes Album. La banda no sonó del todo bien en su estallido de salido, por muy conjuntados que se mostrasen, y en la sala tardarían unos cuantos temas en sacarles todo el partido hallando la ecualización correcta. ‘Tempus Fugit’ nos rememoró una de las piezas esenciales de Drama, mientras ‘I’ve Seen All Good People’ –en la que la vihuela de Howe no se escuchó en los primeros acordes por un problema de monitorización– retrotraía al respetable nuevamente a la década setentas y al mismo redondo con el que había comenzado la contienda sónica esa noche de noviembre. Antes de ‘And You And I’ debió sonar ‘Life On A Film Set’ de Fly From Here, que sí se tocó en su show portugués del día anterior; probablemente los ajustes de tiempo que impone La Riviera les obligó al recorte. Lo que no nos perdimos fue el solo de guitarra de Steve Howe, siempre luciendo un estilo superlativo y tremendamente personal.

La pieza ‘Fly From Here’ se representó en sus cinco partes. Los acólitos de The Buggles seguramente recordaron que aquel invento salía de una de las maquetas que Horn y Downes ofrecieron sin éxito para el trabajo Drama, y que tampoco tomó la oficialidad dentro del Adventures In Modern Recording de la máquina pop de Trevor y Geoff –aunque sí en los bonus tracks para su reedición en CD de 2010–. En este tramo del concierto el baterista Alan White vivió la que sería una de sus mayores pifias de toda la noche, confundiendo la entrada de un desarrollo con otro y casi rompiendo el ritmo de la canción; lo solventó en pocos compases pero era una gota más en la ejemplificación de falta de reflejos que parece estar remarcando en este 2011 –los años no pasan en balde–.

Wonderous Stories’, la muy lograda ‘Into The Storm’ o la monumental ‘Heart Of The Sunrise’ nos deslizaron hasta un ‘Owner Of A Lonely Heart’ que no casó mucho con la línea planteada. No negaré que es un tema que siempre me ha atraído, más allá de la ruptura que manifestó para el sonido Yes; pero la pieza en cuestión, ejecutada por alguien con los basamentos de Steve Howe, que busca solos orientados hacia la otra cara del sonido de la agrupación, cojea sobremanera. ‘Starship Trooper’ cerró el concierto en sí, saltándose una vez más una canción que no falló la noche anterior: ‘Machine Messiah’. Para el único bis de esta cita progresiva quedó un ‘Roundabout’ secundado por un público totalmente desatado, que aplaudía y se agitaba al ritmo del bombo de White y las sincopadas cuerdas del bajo de Chris Squire. Destacables pero sin superar aquella magnificencia extendida el 22 de julio de 2003 en el madrileño patio central del Conde Duque.

sguillen

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