Entrevista con Carlos Tarque (M Clan) – “No es coherencia, es que nosotros funcionamos así”

Es hora de ponerse sincero. Carlos Tarque, vocalista de M Clan, repasa lo que ha sido el punto de inflexión marcado entre “Memorias de un espantapájaros” (Warner, 2008) y “Para no ver el final” (Warner, 2010). Cambios en la estructura y componentes de la banda, giro del sonido y soldiez en la actual formación. Además de los varapalos varios que han provocado una visión bastante más seria y serena a la vez. El porpio Tarque charla con Charly Hernández sobre estas historias y vicisitudes.

Igual es un poco bruto lo que voy a decir, pero observo que esta “madurez” natural del sonido ha sido un poco “la letra con sangre entra”. Vamos, que habéis aprendido a hostias. También está el fallecimiento de Pascual Saura, aunque él ya no estaba en “Para no ver el final”.
Pues sí, lo de Pascual fue verdaderamente una hostia. Pero el cambio del sonido del disco no tiene que ver con esas “hostias” que dices, sino con una evolución natural de que pasa el tiempo y de que un artista va buscando y encontrando. No se trata de recibir palos. No necesitas ser un bluesman del Mississippi al que le han dado con los látigos en los campos de algodón para tocar un estilo de blues. No creo que todo tenga que ser tan fiel a la realidad. Lo que sí es cierto es que nosotros vamos escuchando música, vamos madurando y creciendo. Somos un grupo que viene de un largo recorrido y al que todavía le queda por recorrer, por lo tanto todavía nos queda tiempo para seguir aprendiendo y para hacer cosas que realmente nos llenen.

Ya sabes, en “Cadillac Records” se decía que Muddy Waters cantaba al dolor mientras que Etta James vivía el dolor. Entonces, tras lo anteriormente comentado me queda la duda de si vosotros le cantáis al dolor más que vivirlo.
Bueno, ya que estamos profundizando en esto… creo que el hecho de cantar ahuyenta a los malos espíritus y exorciza. Es una cosa muy antigua de los ancestros. Nosotros, y en mi caso como cantante, creemos que la música es un bálsamo que está hecho para aliviar. Eso es lo que era el blues al igual que el flamenco o el tango, un montón de músicas que sirven para sacar lo que hay dentro. Una terapia. En nuestro caso ha sido así, aunque no ha sido algo pretencioso, pues no queremos curar el espíritu de nadie, sino simplemente pasar un buen rato y hacer música. Pero si lo conseguimos… pues mira.

Hombre, si curáis alguna vida… mejor.
(Risas)

Pero lo que sí es cierto es que este disco es de vinilo. Es ideal.
Hicimos una tirada de quinientas copias a la salida del disco y al mes se agotaron. También tengo que decir que para el vinilo se hizo una masterización diferente. La verdad es que así suena mucho mejor. Yo lo tengo en vinilo y en CD. Pero ya te digo, se agotó al mes, así que yo creo que hay un interés por la recuperación del vinilo y por el sonido añejo.

Ha pasado muy poco, pero… ¿cómo ves que le ha afectado el tiempo a este disco?
Pues bien. Tiene poco más de un año, por lo que no puedo ver mucho, pero ha funcionado muy bien, bastante bien para como está el tema. Además, tanto en ventas como en directo porque este último ha sido increíble. Toda esa movida de los metales nos ha colocado en un sitio muy interesante porque se ha llegado a la gente que no es melómana y a la gente que lo es mucho. Conseguir eso es muy importante, así al menos lo creo yo. Encontrar un sonido grande y apoteósico.

Indudablemente esto dejaría claro que sois más un grupo de espacio que de volumen.
Sí, totalmente. Y cada vez más, incluso. La diferencia entre el CD y el vinilo es precisamente esa. Es lo que tú dices, el CD está en un mismo plano, es más contundente y está comprimido. En el vinilo se escucha mucho más el aire, lo que hay en una sala de grabación. El bajo es mucho más agradable, la batería es más cálida… se acerca más a la realidad.

No es que sea exacto, pero si tiene esa forma especial de “Un buen momento”. Además se grabó en Memphis contando con los coros de Susan Marshall. Pero a lo que voy, esto no se trata del tópico de volver a lo añejo.
Sí. Todos los discos que hemos grabado se han hecho de la misma manera, o sea, tocando todos a la vez. Aunque luego se han hecho recordings donde se han tocado la batería y el bajo, pero nosotros funcionamos así, vamos al estudio y grabamos todo. “Coliseum” es el disco que más defienden nuestros seguidores de la primera etapa (y que más defiendo yo), pero es el disco más cortado, más editado y más producido que tiene M Clan. El más retocado, vaya, en el que más tomas se ha hecho. Precisamente por ser el segundo.

Aunque actualmente no sean necesarias las metáforas y los arreglos…
Bueno, lo que ocurre con los arreglos es que hay que tenerlos un poco antes de ir al estudio. Yo creo que si el grupo evoluciona se sabe ver la frescura de una toma. Aunque no tiene que ser ni una cosa ni otra, las cosas han de estar bien hechas y lo mejor posible. Es cierto que hay tomas que son más frescas y si no consigues una mejor vas a ir a por la que tenga más acción. Tampoco quiere decir que “esto ya está porque lo hemos hecho así”, no, simplemente se trata de hacerlo mejor. En general hacemos las tomas al ochenta por cien, salvo la voz, que se suele grabar por otro lado. Todo lo demás es en directo.

¿La coherencia por bandera?
No es coherencia, es que nosotros funcionamos así. A la hora de llevarlo al directo es muy fácil que suene tan parecido. Me hace gracia cuando me dicen que sonamos en directo igual que en el disco. ¡Joder, si es que somos nosotros! Tal vez a otros grupos no les pasa, pero nosotros somos así y es como mejor nos sale. Pienso que hay estilos que tienen una manera y otros tienen otra, con cosas enlatadas que consiguen llegar de otra manera. Nuestra propuesta es la de la artesanía.

Con el cambio de músicos (la reestructuración de la banda, mejor dicho), ¿costó más la adaptación del estudio al directo al ser músicos nuevos en M Clan?
No. La verdad es que no, porque esta gente son músicos que han tocado en muchos otros discos y tienen también una cultura musical muy amplia, o sea que no es gente nueva en esto. Son músicos herederos de la música antigua y de la música clásica del pop y del rock, entonces ellos ya sabían como iba el tema. Fue muy fácil con ellos. Hicimos primero unas pruebas, luego unos ensayos y más tarde grabamos. Ellos son grandes músicos, entonces no fue difícil.

Antes de todo esto está (o estaba) “Memorias de un espantapájaros”, que era el disco que ha vaticinado el paso hacia la introspección.
Sí. Fue en un momento en la vida del grupo en el que decidimos buscar por otro lado. Son planteamientos que un músico se hace de vez en cuando. Cuando llegue el momento haremos otro y pensaremos que esto ya ha dado de sí y que habrá que ver hacia donde vamos. Por ahora sí que andamos por ahí y seguimos esa estela porque nos ha gustado, nos sentimos cómodos por todo.

¿Cómo una bifurcación? Me refiero a que el camino se dividía en dos: o M Clan seguía o M Clan se disolvía.
El grupo se pudo haber roto y pudo haber seguido en varias ocasiones en dieciocho años. Después de “Coliseum” se pudo haber roto, por ejemplo. Ha habido altibajos a mogollón. Después de “Retrovisión” hubo otro planteamiento. Pero el grupo no se rompe tan fácilmente porque tiene una raíz muy fuerte, ¿sabes? Ahora mismo M Clan no es algo frágil, sino todo lo contrario, es algo muy sólido. Es como un árbol al que se le caen las hojas, pero ahí sigue. Por eso te decía antes lo del largo recorrido. Es más, incluso ahora es más difícil que se rompa el grupo, comparado con la primera época.

Como una pareja que discute y el reencuentro los hace más fuertes, ¿no?
Sí, sí. Lo bueno es que nosotros ya no discutimos porque sabemos a donde ir para no hacerlo y también que dirección tomar para que funcione todo bien.

Uno de los caminos es, en parte, huir del mainstrean, pero exactamente se basa en saber exactamente donde no hay que tropezar.
Pues hombre, sí. Lo del mainstream es una cosa que… en España es una cosa muy rara. Pero juro que no hay una intención premeditada, es simplemente encontrarte cómodo con una historia. A mí me encantaría que, de repente, un tema de nuestro siguiente disco fuese número uno de todas las emisoras comerciales. Me encantaría, pero creo que no va a ser así porque seguramente no da el perfil. Pero no es porque yo no quisiera vender un millón de discos, porque me encantaría ser mainstream, pero hacerlo yo y que no lo ordenen los medios. Podría ser mainstream como lo son Red Hot Chili Peppers o algo así.

Es lógico que en el mainstream (al igual que en el indie) ni todo es malo pero tampoco es todo bueno.
Sí, aunque la verdad es que las etiquetas del mainstream y del indie me dan un poco igual. La música es música… y lo demás me da igual. Todo lo demás es mentira y prejuicios que están cortando la libertad artística. Hay que preocuparse por hacer una canción lo mejor posible y ya está. Ser auténtico. ¿Qué luego vendes cien mil discos? ¿Qué no vendes ninguno? Pues mira, eso ya depende de cada uno, aunque ahora no se vende. Hay gente que está más preocupada de eso que de hacer una buena canción. Yo ya te digo, según va pasando el tiempo cada vez me va dando más igual porque al final harán cosas que la gente ni se creería.

Haciendo un símil; el mainstream sería el colegio (porque el panorama comercial español es un patio de colegio) o el instituto o Universidad. Parece, bajo mi punto de vista, que os lo habéis saltado y estáis en el momento del estudiante que se encuentra sin trabajo. Vamos, algo más duro.
Pues hombre, no sé. Diría que sí porque las letras fueron cambiando y se llegaron a unos sitios más aceptados. Pero yo creo que la Universidad es esa, la que uno hace. Nosotros hemos ido al colegio, al instituto, a la Universidad… y ahora estamos en tal cátedra y después seguiremos haciendo un máster. Lo de saltarse la Universidad… ¿quién es el que pone esa Universidad?

Yo diría que son las radiofórmulas y las etiques establecidas.
Sí, totalmente. La verdad es que… en fin.

Aun así es complicado llegar de forma sonora y lírica a distintos públicos.
Es que puedes llegar a distintos públicos pero no a todos. Sinceramente, tampoco queremos llegar a todos los públicos. Los seguidores de M Clan salen muy contentos de los conciertos. Pero no deja de ser complicado, pues hay música que entra más fácilmente o más directa que otras. Nuestros últimos discos no son tan directos, por así decirlo.

No son directos pero tienen algo bonito: empatía.
Sí. Me alegro que así sea. Y me alegro porque no queremos hacer un criptograma para que la gente no sepa que cojones estamos diciendo. Ha habido veces en que sí nos hemos metido en letras un poco más densas y hemos tenido que suavizar. Hay que ser muy bueno para ser denso y llegar. Hay grupos que te cuentan muchas cosas y no llegan, tío. Un artista tiene que transmitir y si no transmite… malo.

Posiblemente eso haya provocado la edición de “Sótanos, tierra y montañas rusas”, tu libro de textos junto con fotos de Thomas Canet.
Exacto, aunque eso ha sido una aventura única y novata para mí. Pero estás en lo cierto, tío. Mucha gente lee el libro y ve cositas que luego aparecen en las canciones. Es como una especie de making off de algunas canciones que clarifica o que amplía un poco el mundo “emeclaniano”.

¿Estás componiendo ahora?
Sí, estamos haciendo dos temas nuevos para el disco que saldría en Septiembre del año que viene, al menos eso pretendemos. Pero seré sincero y te diré que nos está costando, aunque es siempre así. Los partos de los discos cuestan aunque hay un momento en el que salen, pero al principio están ahí las contracciones, los vómitos y todas esas movidas. Como un parto cualquiera (risas).


Texto: Charly Hernández

charlyh

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