Galactic es una de las formaciones con más renombre entre sus convecinos de Nueva Orleans, de las pocas que consiguen traspasar fronteras y llegar a Europa. Porque la extensa tradición musical de la zona y la exagerada cantidad de buenos músicos que de allí salen a veces supone en sí misma un hándicap, por saturación. Así que la mezcla de estilos y su actualización es el paso casi obligado para quien quiera ampliar sus fronteras. Y eso es lo que llevan haciendo desde hace algunos años los chicos de Stanton Moore.

Después de una introducción de bienvenida, tenemos Boe Money, con la compañía otros clásicos orleanos: la Rebirth Brass Band, que les dan ese carácter festivo y arrollador a la canción. Una auténtica banda curtida en las calles y carnavales en la que los vientos toman todo el protagonismo. Con Double It entran de lleno en la línea en la que llevan ya varios años: mucho de bounce (variante del rap orleana) y funk, algo de soul y bastante menos de jazz que en aquel magnífico Coolin’ Off de 1996. Heart Of Steel supone uno de los grandes aciertos del álbum. Una armónica que complementa a la perfección el tono blues de la legendaria Irma Thomas acompañador por una instrumentación muy funk. Wild Man parece casi un homenaje al “Gran Jefe” Bo Dollis, quien colabora en este tema, haciendo mención por supuesto a esos “indios” tan característicos y arraigados en la tradición de la ciudad. Una historia que merece la pena contar: en Nueva Orleans existen diversas agrupaciones que se autodenominan “indios” en recuerdo de aquellos indios nativos americanos que en las larguísimas décadas que precedieron al año 1865 acogían a los esclavos negros fugados de las numerosas plantaciones que poblaban sobre todo el sur de la tierra de las libertades. Pues bien, de esta historia surge toda una imaginería que se ha mantenido —con algunos cambios- hasta nuestros días y que incluye vistosos trajes indios, plumas, bailes, gritos, percusiones guerreras y todo ese concepto de “hombre salvaje” que ahora Galactic comparte en Wild Man con el “jefe” de una de las bandas más representativas de todo este tinglado: The Wild Magnolias. Pero las colaboraciones de reputados músicos de la ciudad no quedan ahí, porque también aparecen Allen Toussaint, John Boutté en otra de las mejores canciones, Dark Water (por cuyo título ya podemos imaginar de qué trata) o Trombone Shorty. Un estupendo repaso por lo mejor de la ciudad si no fuera por la destacada ausencia de Kermit Ruffins. Ellos sabrán por qué.

La nota predominante es la adscripción casi absoluta de la banda a esas rudas percusiones sobre las que planean aisladas melodías de saxofón que apenas consiguen abrirse paso entre las partes vocales más rap. Desde luego si lo que pretendían es captar y aunar toda la música de la Nueva Orleans del 2010 pues sí, este es el camino. Está casi todo. Desde el sonido de las brass band hasta los vientos que patentó hace tantos años Louis Armstrong, pasando por las vertientes más actuales del rap. Pero si preferimos su vertiente más funk y soul con su pellizco de jazz orleano habremos de volver sin duda al Coolin’ Off.

Texto: Juan Manuel Vilches