David Coverdale en este siglo ha sido el paradigma de cantante famoso que no cantaba en directo. Siempre ha llevado una banda en la que todos hacían coros con micros a más volumen de los del cantante. En tonos graves sí que cantaba a veces, y lo sabemos porque la voz era tan ronca que se le distinguía. En definitiva, durante (que sepamos) las últimas décadas ver a Whitesnake en las distintas ocasiones en las que giraron por nuestro país resultaba en un karaoke que daba auténtica vergüenza ajena.
Es habitual que muchos cantantes vayan perdiendo sus facultades y ajusten canciones a tonos más bajos (Fito Páez) o que espacien y limiten agudos (Rob Halford). De hecho el cantante de Judas Priest es un buen ejemplo de esto, hasta usa guturales y efectos en momentos puntuales, pero canta durante todo el concierto. En este caso no hablamos de cantar poco o de manera limitada, hablamos de no cantar, de que termine el tema, quiera saludar al público y descubrir que su micro estuvo todo el rato apagado.
La sensación interna que se vivía en un concierto de Whitesnake se debatía entre la pena y la indignación. Por un lado es muy triste ver como una de las voces más importantes de la historia de la música hacía el mayor de los ridículos gesticulando y fingiendo cantar como si fuera un muñeco.
Por otro lado, los cachés de Coverdale nunca fueron bajos, y miles de aficionados pagaron por un servicio que el inglés ya sabía que no iba a ofrecer. ¿No es una estafa donde engaña a promotoras y fans al mismo tiempo?. Desde luego ese era el sentir general tras su bochornosa actuación en Vistalegre hace años.
Como un auténtico plot twist tras años sin hacer su trabajo ahora lanza una recopilación enorme (89 canciones y más de 8 horas) de temas en directo desde el 2004 al 2015. ¿Justo en esos conciertos sí que cantó?, ¿son regrabaciones de estudio?, ¿acaso sólo estafó en los conciertos que hizo por la península?