Motorpsycho es una veteranísima banda noruega con 36 años de carrera que nunca han dejado de editar discos -con un eclecticismo sólo comparable a su adicción al trabajo- hasta el álbum que nos ocupa contaban con 43 lanzamientos entre estudio y directos.
Desde que les conocimos en 2003 gracias a su genial In The Fishtank 10 compartido con Jaga Jazzist Horns les seguíamos la pista y escuchamos sus novedades, pero, como si de la discografía de Frank Zappa se tratase, la diversidad de sus propuestas nos descolocaron y la frecuencia nos agobió. Alguna canción suelta estaba bien, pero en su conjunto los discos no nos convencían. ¿Puede que necesitaran mayor tiempo de asimilación? problemas Zappianos por doquier.
Como cada año nos llegó la novedad discográfica de los escandinavos y le dimos al play, ¿qué nos depararía en esta ocasión? Motorpsycho de 2025 es un doble LP de rock clásico con sonido progresivo que nos FASCINA. Tras décadas devanándose los sesos en títulos de todo tipo, el título es homónimo, la banda ahora se ha quedado en un dúo y han preferido editarlo en un sello discográfico independiente.
Su escucha es una auténtica expedición musical, un viaje que sobrevuela lo mejor de lo mejor del rock clásico. Los juegos guitarreros a lo southern rock de ‘Lucifer, Bringer of Light’, las cadencias arábicas de ‘Laird of Heimly’ dignas del Physical Graffiti o las juguetonas síncopas a lo Led Zeppelin de ‘The Comeback’.
También visita el hard rock en la línea de Cheap Trick durante ‘Stanley (Tonight’s the Night)’ o ‘Core Memory Corrupt’. Tras una intrigante introducción de piano con ‘Kip Satie’ llegamos a ‘Balthazaar’, que tiene el mejor riff que hemos escuchado en años. Todo un ejercicio de estilo apasionante y enigmático entre la psicodelia y el progresivo.
Mellotrones a lo John Paul Jones durante ‘Bed of Roses’ son el entreacto hasta llegar al siguiente destino apasionante. ‘Neotzar (The Second Coming)’ es un tema inquietante que no puedes dejar a medias hasta ver la tensión musical resuelta. Sus más de 21 minutos de duración son una aventura patrocinada por un delicioso caos a lo King Crimson, sonoridades bélicas como en la primera etapa de Génesis, interludios misteriosos entre ritmos locomotrices, majestuosos solo de guitarra que únicamente pueden ejecutarse sobre un podio gigantesco entre paisajes fantásticos y un final pastoral tan sorpresivo como evidente en una trama dramática apasionante. Toda una odisea musical.
Por si fuera poco, la grabación y la mezcla es excelsa, cada instrumento está en su sitio y el complejo conjunto alcanza nuestros tímpanos de una forma gradual que en ningún momento ahuyentará a los no aficionados al rock progresivo. Mtorpsycho logran la grandilocuencia desde la calidad y el desarrollo de los temas en presentación, nudo y desenlace, alcanzando la épica sin trucos baratos de producción. Tomen asiento y atrévanse, cada tema es un viaje que te lleva por todas las dinámicas posibles, en una jornada astral imposible de abandonar. Una obra maestra.